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lunes, 21 de junio de 2010

24. Buenos noches/Buenos Días

25.

Morning song.
Guarida de Shardin.

Shardin acababa de colgar el teléfono. Y las noticias no eran muy alentadoras. Nadie sabía nada de aquel Sheriff de la isla. Y menos, que relación podía tener con Asher. Lo que sí se cuidó es de que su nombre no pudiera ser rastreado por el incidente de “Pachá” Ya se encargaría de endosarle el muerto a otro… Tenía hambre, pero no de sangre. Los vampiros Light tenía una peculiaridad, y era que aparte de beber sangre podían ingerir alimentos. Su cuerpo aún tenía cualidades humanas y el aparato digestivo les funcionaba bastante bien. No necesitaban mucho para saciarse pero la carne era bienvenida. Cuanto menos hecha mejor. Eso fortalecía su sangre y los hacía casi inmortales. Estaba esperando su tentempié de antes de acostarse cuando Dorian inquirió que fuese recibido.

El Vampiro rubio entró en la estancia.

- ¿Y bien? – Dijo su jefe.
- Íbamos bien, hasta que se nos ha cruzado este desagradable incidente del asesinato.
- ¿No habrás sido tú? – Sabía que no. Pero Dorian enseguida se tensó
- Por supuesto que no, señor – Shardin estalló en carcajadas
- Relájate estaba de broma… ¿Cómo va la misión?
- Bastante bien…
- ¿La mujer? – La sonrisa del vampiro se ensanchó
- Colaborará.
- ¿Cómo estas tan seguro? – Lo miró a los ojos – entiendo… Bien, sigue por ese camino. No te precipites pero tampoco te duermas en los laureles. – En ese momento. Un mayordomo entró con un filete de ternera casi crudo. – Estupendo – dijo Shardin abriendo los ojos – si me lo permites, voy a desayunar.

Dorian hizo una reverencia y salió de la estancia. Se dirigió al sótano y se metió en su ataud. Fuera, empezaba a despuntar el alba.

Hotel Sunshine.

Clover estaba un poco noqueada. No respiraba, sino habría estado híper ventilando seguramente. Jacob la tenía agarrada por un brazo. Y Eric los miraba a los dos con las yemas de los dedos juntas.

- Volver a contarme eso – dijo.
- Pues estábamos peinando la zona, y cuando nos disponíamos a volver, una gran llama salió de la noche y casi chamusca a Clover. – Ella asintió con los ojos muy abiertos.
- ¿No visteis quién o qué la había causado? – Clover negó.
- No, sólo ese olor a azufre tan repugnante. El mismo que había en la depuradora. Cogí a Clover y regresé hacia aquí lo más pronto que pude.

Eric asintió.

- Bien… será mejor que os vayáis a la cama y descanséis. Está amaneciendo. Pero antes… - Eric se mordió el brazo y empezó a salir una sangre espesa de él, se lo tendió a Clover – Te sentirás mejor.

Sookie había apartado la vista. Nunca se acostumbraría a aquello.

La vampira bebió con auténtica sed del brazo reparador de su creador. Y después le tocó el turno a Jacob.

Ambos vampiros se despidieron un poco más recuperados. Y ascendieron a su habitación.

- Hemos lidiado con asesinos, Ménades, hombres lobo… ¿Qué narices sería aquello? – Miró a Sookie inquisitivamente. Y esta negó.
- ¡Oh no! Estoy en mi luna de miel. Nada de trabajo – y dicho eso se levantó, cogió a Bill de la mano y le dijo – Cariño, vamos a dormir. Buenas noches Eric.

El aludido miró de reojo a la pareja que se alejaba. Se levantó con tranquilidad, apuró la botella de sangre. Y se dirigió hacia la recepción.

Allí volvió a ver a la pelirroja y se acercó con una sonrisa.

- Espero que se encuentre bien. La sangre no está hecha para princesitas – La aludida se giró y clavó los ojos azules en el arrogante vikingo.
- Ni la playa para los vampiros y ¿Dónde se encuentra? – Contestó mordaz y un poco seca.
- Buenas noches – Contestó el vikingo molesto.
- Buenos días. – Felicity miró como se colaba el sol por la cristalera.

El vampiro había desaparecido. Un nuevo día amanecía en la isla tras una noche que había muy larga. Demasiado… ya temía que le depararía la siguiente. Por si las moscas, iba a tomarse el día para prepararse.

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