Nos vemos en Ibiza

Nos vemos en Ibiza
todos tenemos un pasado

lunes, 21 de junio de 2010

24. Buenos noches/Buenos Días

25.

Morning song.
Guarida de Shardin.

Shardin acababa de colgar el teléfono. Y las noticias no eran muy alentadoras. Nadie sabía nada de aquel Sheriff de la isla. Y menos, que relación podía tener con Asher. Lo que sí se cuidó es de que su nombre no pudiera ser rastreado por el incidente de “Pachá” Ya se encargaría de endosarle el muerto a otro… Tenía hambre, pero no de sangre. Los vampiros Light tenía una peculiaridad, y era que aparte de beber sangre podían ingerir alimentos. Su cuerpo aún tenía cualidades humanas y el aparato digestivo les funcionaba bastante bien. No necesitaban mucho para saciarse pero la carne era bienvenida. Cuanto menos hecha mejor. Eso fortalecía su sangre y los hacía casi inmortales. Estaba esperando su tentempié de antes de acostarse cuando Dorian inquirió que fuese recibido.

El Vampiro rubio entró en la estancia.

- ¿Y bien? – Dijo su jefe.
- Íbamos bien, hasta que se nos ha cruzado este desagradable incidente del asesinato.
- ¿No habrás sido tú? – Sabía que no. Pero Dorian enseguida se tensó
- Por supuesto que no, señor – Shardin estalló en carcajadas
- Relájate estaba de broma… ¿Cómo va la misión?
- Bastante bien…
- ¿La mujer? – La sonrisa del vampiro se ensanchó
- Colaborará.
- ¿Cómo estas tan seguro? – Lo miró a los ojos – entiendo… Bien, sigue por ese camino. No te precipites pero tampoco te duermas en los laureles. – En ese momento. Un mayordomo entró con un filete de ternera casi crudo. – Estupendo – dijo Shardin abriendo los ojos – si me lo permites, voy a desayunar.

Dorian hizo una reverencia y salió de la estancia. Se dirigió al sótano y se metió en su ataud. Fuera, empezaba a despuntar el alba.

Hotel Sunshine.

Clover estaba un poco noqueada. No respiraba, sino habría estado híper ventilando seguramente. Jacob la tenía agarrada por un brazo. Y Eric los miraba a los dos con las yemas de los dedos juntas.

- Volver a contarme eso – dijo.
- Pues estábamos peinando la zona, y cuando nos disponíamos a volver, una gran llama salió de la noche y casi chamusca a Clover. – Ella asintió con los ojos muy abiertos.
- ¿No visteis quién o qué la había causado? – Clover negó.
- No, sólo ese olor a azufre tan repugnante. El mismo que había en la depuradora. Cogí a Clover y regresé hacia aquí lo más pronto que pude.

Eric asintió.

- Bien… será mejor que os vayáis a la cama y descanséis. Está amaneciendo. Pero antes… - Eric se mordió el brazo y empezó a salir una sangre espesa de él, se lo tendió a Clover – Te sentirás mejor.

Sookie había apartado la vista. Nunca se acostumbraría a aquello.

La vampira bebió con auténtica sed del brazo reparador de su creador. Y después le tocó el turno a Jacob.

Ambos vampiros se despidieron un poco más recuperados. Y ascendieron a su habitación.

- Hemos lidiado con asesinos, Ménades, hombres lobo… ¿Qué narices sería aquello? – Miró a Sookie inquisitivamente. Y esta negó.
- ¡Oh no! Estoy en mi luna de miel. Nada de trabajo – y dicho eso se levantó, cogió a Bill de la mano y le dijo – Cariño, vamos a dormir. Buenas noches Eric.

El aludido miró de reojo a la pareja que se alejaba. Se levantó con tranquilidad, apuró la botella de sangre. Y se dirigió hacia la recepción.

Allí volvió a ver a la pelirroja y se acercó con una sonrisa.

- Espero que se encuentre bien. La sangre no está hecha para princesitas – La aludida se giró y clavó los ojos azules en el arrogante vikingo.
- Ni la playa para los vampiros y ¿Dónde se encuentra? – Contestó mordaz y un poco seca.
- Buenas noches – Contestó el vikingo molesto.
- Buenos días. – Felicity miró como se colaba el sol por la cristalera.

El vampiro había desaparecido. Un nuevo día amanecía en la isla tras una noche que había muy larga. Demasiado… ya temía que le depararía la siguiente. Por si las moscas, iba a tomarse el día para prepararse.

23. Something Familiar

24.

Far away Chantal

Hotel Sunshine.

El bar del hotel estaba bastante concurrido. En una mesa se habían reunido Eric, Aiden y Ash con el ceño fruncido.

- No me gusta nada esto – Admitió Ash. – un asesinato el mismo día que llego aquí.
- Ayer la víctima tuvo una trifulca con un vampiro italiano en la discoteca Pacha. – reflexionó Aiden.
- Pues tal vez deberías de hablar con él. ¿Sabes quien era? – Aiden negó
- Acabará de llegar. Moreno, ojos claros. Pelo Corto, alto, acento italiano… me pasaré por el aeropuerto. A ver los registros.
- Bien.

En ese momento entraron en el salón Bill y Sookie. Ambos sonreían. El vestido de la muchacha flotaba como una nube alrededor de su cintura. Y Eric hizo una mueca imperceptible cuando la vio. Le hizo una seña a los dos. Y estos se acercaron.

- Os presento al inspector del Area 5 y a su mujer. – Dijo Eric, aunque lo de su “mujer” lo digo como si fuera un escupitajo. – Bill y Sookie Compton.

Aiden que, hasta aquel momento había permanecido de espaldas a la pareja se volvió. La sorpresa en los ojos de los dos morenos fue notable. Y sólo entonces, los demás se dieron cuenta del enorme parecido físico que había entre ellos.


En el apartamento, Felicity se estaba recuperando bastante rápido. Wölf le había dado un brebaje a base de alcohol y flores de Bach.

- ¿Estás mejor? – Dijo el chico.
- Si. Wölf, no sé que demonios ha podido pasar ahí abajo fue como… una bofetada de maldad. Llevo todo el día tensa. Y cuando he ido a Ibiza con la rubita americana, al volver he tenido un mal presentimiento…
- Yo no sé porque te cierras a tus dones… - Ella lo miró de reojo.
- Y yo no sé porque escondes tu naturaleza – le espetó
- ¡Eh! Eso es un golpe bajo – dijo él haciéndose el dolido.
- Pues no te metas en mis cosas y yo no haré en las tuyas – Ambos se quedaron callados.

De repente él la abrazó.

- Sabes que no permitiré que te pase nada… - Y dicho eso depositó un beso en su frente.
- Gracias. Anda vamos abajo, apenas quedan un par de horas para que amanezca y es el momento de más jaleo. – Él asintió
- Tú quédate aquí. Hasta que todos los vampiros se hayan ido ¿De acuerdo? – ella frunció los labios.
- No me puedo quedar aquí. Es mi hotel. – y dicho eso se levantó y para darle a entender que estaba en perfectas condiciones caminó muy digna hasta la puerta, sin tambalearse. Y la abrió - ¿bajas?

Wölf suspiró. Era una cabezota, como buena Tauro que era. Ambos salieron de la habitación.


En el Bar.

Ambos se midieron con la mirada ante la sorprendente mirada de los demás.

- Compton… - Dijo él más viejo – Encantado de conocerte. Y le tendió la mano. Bill la agarró con el ceño fruncido, aquello se salía de toda lógica. Por suerte, su mujer intervino.
- ¡Vaya os parecéis mucho! ¡A lo mejor sois familia! – Sookie miró a su marido y luego a Aiden - ¡Sois igualitos!
- Aiden… ¿Qué más? – Inquirió Bill
- McKenna – Las cejas del sureño se elevaron por la sorpresa.
- ¿De los McKenna de Galway? – Ahora le tocaba al irlandés sorprenderse.
- Si…
- Vaya – Bill parecía atar cabos. – Seguramente serás descendiente de aquel mítico Aimirck Denial McKenna, Rey de Eyre. En el siglo XVI. – Aiden tensó el rostro.
- Si…
- Pues creo, que somos parientes en efecto – Dijo él – Su hermano menor se casó con una Irlandesa de nombre Keanara. Que luego tuvo una hija que se llamaría Fiona. La cual emigró a Estados Unidos. Con la segunda gran diáspora Irlandesa. Mi abuela. ¿Tu de que rama de la familia eres? – Ahora Bill parecía gratamente sorprendido. Y se sentó cómodamente en un sillón. Sookie lo hizo encima de sus rodillas. Aiden parecía que no le gustaba mucho hablar del tema.

Eric, aburrido, se llevaba la True Blood a la boca. Mientras miraba como la vampira de recepción pasaba hacia la barra.. Le aburría aquella conversación tan parental. Eric no había conocido a ningún descendiente de su familia. Y aunque lo hubiese hecho, no le hubiera dado importancia alguna…

- Mi padre era hermano de ese rey – dijo Aiden – pero prefiero no recordar a mi “tío”
- ¿Por qué? Fue un gran Rey
- Fue un gran sanguinario, créeme, lo conocía de cerca. – Dicho eso se levantó. – Creo que es hora de que vuelva a mi casa. Amanecerá pronto…y con eso zanjó la conversación.
- Encantada de conocerla Sheriff McKenna y tío lejano – Sonrió Sookie. Aiden sonrió
- Igualmente. – Ash se levantó también y siguió a Aiden hasta la puerta.


Bill y Eric se quedaron solos con Sookie de por medio. Eso ponía de los nervios al sureño. Fastidiaba a Eric y ponía nerviosa a la chica. Por ello, cuando llegaron Jacob y Clover como una exhalación. Todos suspiraron aliviados.

miércoles, 2 de junio de 2010

22. Fire

23.

“Sweet Sourender” Sarah Mclachlan

Aquel pantalón de lino negro se le ajustaba al cuerpo como un guante. M.Isabel miró a Joshua como quien mira una gran tarta de nata. Él se dio cuenta a través del espejo.

- Tu ropa me gusta – Sonrió y dejó los dientes al descubierto. Tenía los colmillos escondidos – Es ligera.
- Es tela ibicenca – dijo ella intentado mostrarse profesional.
- Creo que va a ser un bombazo – admitió él – Créeme, me he llevado un millón de prendas en un montón de épocas y modas distintas. Y esto… es de lo más cómodo que he vestido.
- Yo creía que los vampiros no notabais eso.

Él se dio la vuelta.

- Tenemos sensaciones. Aunque no nos lata el corazón, tenemos percepciones e impulsos. Notamos el calor y el frío. La aspereza y la dulzura. Y la lengua la tenemos muy viva – Sonrió de manera seductora.

Se acercó a ella y le olió el pelo. M. Isabel se quedó rígida.

- Y tenemos el olfato de un perro – Dicho eso se retiró. Ella suspiró de alivio al ver que no había sido la cena. Ya que por mucho nombre que tuviera o por muy atractivo que fuera, era vampiro.

El se alejó y se quitó la camisa dejándola encima de la silla. Después sin ningún pudor, se deshizo de los pantalones antes que M. Isabel pudiera decir siquiera: “salgo mientras te vistes”. Se quedó allí plantada con la boca semi-abierta. Él se dio cuenta, por supuesto. Pero no dijo nada. Se limitó a enfundarse sus vaqueros y la camisa que había traído.

- Creo que me gustará trabajar contigo – Dijo, mientras se abrochaba los botones.

Que Joshua Karmel te dijera eso, era para ponerse a saltar y tocar el cielo. Pero la diseñadora aún estaba en estado de shock por la visión que acababa de tener.

Pegó un respingo cuando sonó el timbre de la puerta. Fue a abrir a Clarisa.

- ¡Hola! Ya estoy aquí ¿Cómo ha ido?
- Fenomenal, tenías razón. Merece la pena. Y me encantará quedarme en la isla un tiempo. – Dijo él
- ¡Me alegro mucho! – Dijo ella. – M. Isabel, gracias por atendernos tan tarde.
- Un placer- Murmuró.

Y con una última mirada abrasadora del chico como despedida. Joshua se fue y ella, se quedó temblando.





Puerto de San Miquel, Ibiza.

Shardin estaba apurando un poco de sangre de entre los pechos de una donante muy apetitosa cuando Talessim. Un vampiro Light Joven entró en la estancia. Su cabello dorado contrastaba con sus ojos de un extraño color caoba. Shardin levantó la cara de su amante y miró al que consideraba como un hijo y el único que podía molestar sus momentos de ocio.

- Talessim… ¿Qué se ofrece? ¿Quieres probar? – Señaló a la muchacha que enseguida le hizo un mohín y le ofreció el cuello.
- No señor, Gracias. Quería hablar con usted. – Shardin le hizo una señal a la chica. Y esta se cubrió con un albornoz y desapareció por una puerta lateral. Por su parte. El vampiro mayor se tapó un poco con la sábana y le ofreció a su pupilo un asiento a su lado.
- ¿Qué noticias traes? ¿Has averiguado algo más de esa mujer, Amanis? ¿Sabemos algo de Dorian y su tarea?
- Es más referente a esto segundo que quería hablarte – Cuando estaban solos lo tuteaba ya que en la intimidad, era más cómodo..
- Que ha pasado.
- Ha habido problemas imprevistos en el Sunshine. – Shardin arqueó las cejas.
- ¿Imprevistos?
- Si… Han asesinado a una persona. – Él rió.
- ¿Vaya y eso son problemas para nosotros?
- Si, porque el tipo asesinado es el DJ que casi matas la otra noche. El que defendió a la mujer aquella – La sonrisa se le congeló
- ¿Estás seguro de ello?
- Tan seguro como que Dorian acaba de informarme. Y para acabar de rematar, adivina quién ha tomado las riendas del caso… - Shardin guardó silencio invitándole a continuar. – El Sherif McKenna. Y el mismísimo líder de los Scum Wash: Ash Peloponeso – El otro dio un brinco.
- ¡Que hace él aquí!
- Lo ignoro, realmente.
- ¡Mierda! Con ese semi-dios de pacotilla se me acumulan los obstáculos a batir para lograr mis planes. Además de quién esté jugando a matar por ahí. Averigua todo lo que puedas. Y dile a Dorian que siga con su misión. Que esa muchacha, Mamaje, tiene que colaborar y no irse de la lengua.

Talessim asintió

- Yo voy a hacer valer mis influencias – Y dicho eso, Shardin se levantó y se dirigió al teléfono. Dada por zanjada la conversación. El chico se retiró discretamente.







Alrededores del hotel Sunshine.

Clover estaba de un humor de perros. Habían rastreado todo el perímetro y no habían encontrado nada. Aparte de ese olor a azufre tan penetrante. Pero aquello no era raro, en aquella época del año, las depuradoras trataban el agua de las piscinas con eso. Podría estar tan ricamente con aquel muchachote enorme en una gran cama comiendo y follando que era lo que le apetecía. Pero sin embargo, estaba allí con Jacob peinando la zona y muerta de aburrimiento.

- Aquí no hay nada. Quién haya sido, debe de haberse esfumado – concluyó – vamos a informar a Eric y aprovechemos las pocas horas que nos quedan antes de acostarnos.

Jacob la miró de reojo.
- Tu lo que tienes ganas es de encontrarte con cierto Barman… a Eric no le va a gustar que no hagamos bien nuestro trabajo. – Ella bufó
- Hemos hecho todo lo que hemos podido. No hay nada ¡NADA!

Y dicho eso se dio la vuelta. Pero de pronto se topó con algo que no esperaba. Y gritó. Jacob se abalanzó sobre ella e impidió que una lengua de fuego dejara Chamuscada a su compañera. No hubo un segundo destello. Jacob cogió a Clover y voló todo lo rápido que pudo de vuelta a la recepción sin creer lo que acababa de ver.

21. Refuerzos

22.


Aiden depositó a Felicity encima de la cama y miró a su alrededor. Todo estaba decorado con gusto y sencillez. Y con un toque celta. Se acercó a ella y vio que estaba como muerta. Se quedó mirando su pecho para percibir una ligera respiración, pero tuvo que apartar la vista porque la simple visión de lo que la tela dejaba entrever le estaba poniendo nervioso.

Se sentó a su lado y se acercó para comprobar si respiración. En el momento en el que rozaba su nariz con la de ella, esta abrió los ojos. Aiden se separó como si fuera resorte.

- ¿Qué se supone que estaba haciendo? – Dijo ella incorporándose. Con deje sorprendido.
- Sólo estaba observando si respiraba. – Ella se empezó a tocar la ropa para verificar qué estaba en su sitio. Después recordó aquella bofetada de maldad que la había dejado K.O.
- ¿Qué ha pasado? –Inquirió incorporándose.
- Se ha desmayado. Pese a mis advertencias… - ¿Acaso se creía aquel tío que ella se había desmayado por la impresión? ¡Ja!. Sin embargo prefirió no dar más explicaciones.
- Debería de bajar… - Dijo ella y se puso de pié.
- No lo veo conveniente. Debería de descansar – Ella volvió a sentarse, aún se sentía un poco mareada.
- Tengo… que… ocuparme…
- Yo lo haré – Se ofreció Aiden.

Se miraron unos instantes antes de que sonara la puerta. Y poco después, entró Wölf en la habitación.

- ¿Qué ha pasado? – dijo este mirando a Felicity.

Aiden percibió algo en la figura de Wölf, pero no dijo nada.

- Me desmayé – dijo ella.
- Bueno, voy a ocuparme del follón de abajo – Aiden notaba que ese personaje y la pelirroja tenían algo más entre ellos y eso hizo que sus celos empezaran a aflorar. Se dirigió hacia la puerta.
- Señor McKenna – Le dijo Felicity antes de que llegara – Gracias.

Él asintió y salió.

Abajo, Lais se afanaba en recoger muestras del cadáver. Ash y Eric la miraban estupefactos de que, pese a lo simple que parecía, tuviera tanta fuerza y no le pasara lo que a la directora del hotel.

Lais estaba metiendo un termómetro por el orificio que había dejado la cabeza. Por supuesto que aquellas cosas le impresionaban. Pero ya estaba más que acostumbrada, además. Lo que más repelús le daba, era que el cadáver la mirara. Con aquel no tenía problema. Ya que la cabeza rondaba por otro lado y no sería ella quien la recogiera…Extrajo el termómetro y lo miró. Llevaba relativamente poco muerto, el autor no podía andar lejos.

- ¿Quién de los dos es el poli? – Preguntó Lais mirando a los dos rubios.
- Supongo que yo tengo más jurisdicción… - Dijo Ash- Soy de la INTERPOL de los vampiros.
- Bien, esto está bastante caliente. Es decir, bastante reciente… con lo cual, podríamos estar hablando de que el que lo ha hecho no debe andar lejos…
- Si es vampiro sí – Intervino Eric.
- Esto no lo ha hecho un Vampiro. O al menos no uno típico – Sentenció Aiden que acababa de llegar.
- ¡Jesús! ¿Por qué no os ponéis campanillas en las orejas? – Dijo una asustada forense de la aparición del moreno - ¿Usted quién es?
- El Sherif de la zona. – Ella asintió
- ¿Por qué está tan seguro de que no es un vampiro?
- Ha dejado demasiada sangre en la escena del crimen – dijo con mucha lógica – No nos gusta desperdiciar comida. Así que… una de dos, o ha sido un vampiro que sólo tenía orden de hacer esto, o no ha sido un vampiro.
- Tendré que llevármelo al laboratorio – Dijo Lais un poco intimidada de estar tan rodeada de gente rara. - ¿Alguien sería tan amable de meterme la cabeza en una de esas bolsas negras?

Ash la cogió por los pelos húmedos y aplastados por la sangre y la metió con cuidado en la bolsa.

“Como si le fuera a hacer daño” Rió Lais para sus adentros.

Eric salió de la habitación y llamó a Clover y a Jacob.

- Chicos, Quiero que sigáis un rastro… - Y dicho eso les pasó un trozo de tela de lo que quedaba de la camisa del cadáver. Ellos asintieron y desaparecieron hacia la noche.

Mientras, en el otro lado de la isla. Se estaba produciendo una escena más amable…


jueves, 27 de mayo de 2010

20. Con un Vampiro por primera vez

21.


Mamaje estaba con la mirada perdida, Wölf la miró con curiosidad.

- ¿Estás mejor? – Ella asintió con la mirada fija al frente - ¿Seguro?
- Si – aunque su voz temblaba, empezaba a sentir el peso del cansancio y una especie de letargo.

Wölf le había echado una “ayudita” para dormir. Y parecía que empezaba a hacer efecto. Esperó un poco más hasta que se recostó en el sofá y apoyó la cabeza cerrando los ojos. Sólo entonces Wölf abandonó la habitación y se dirigió afuera por si podía ayudar en algo.

Mamaje se quedó sola. Pero no lograba dormirse pese a que no sentía el cuerpo. Notó algo a su derecha. Parecía que Wölf había vuelto. Pero no podía enderezarse.

- Estoy bien – logró murmurar entre ensoñaciones.
- Me alegro – La voz no era la de Wölf. Abrió los ojos. – Buenas noches. – y sonrió
- Asesino – logró escupir ella. Enderezándose e intentando que su cabeza dejara de dar vueltas.

Dorian se acercó a ella como un rayo y la cogió por el cuello.

- ¿Qué has dicho? – Ella empezó a respirar con dificultat.
- A… se… si… no – Repitió con desprecio. Dorian la miró con mezcla de rabia y confusión.
- ¿Qué te hace decir eso? – Inquirió. Tan cerca de ella que podía sentir su aliento en los labios, cosa que le excitó.
- Vadertini… En el depósito – Dijo ella. Dorian aflojó la presión de su mano en el cuello de Mamaje pero la siguió mirando.
- Yo no le he matado – Dijo.
- Ya… Claro. ¿Y quién si no? – Ella aprovechó para echarse para atrás - Tendrías que haberme matado a mí. y me hubiera librado de ti.

Dorian se sentó a su lado y se frotó las sienes. Cosa que a Mamaje le sorprendió. Parecía que estuviese poniendo sus pensamientos en orden. Le pareció hasta humano. Al menos, hasta que volvió a su mente que era un simple asesino.

- No he matado a ese chico del depósito – Concluyó Dorian mirándola a los ojos. – A ella le recorrió un escalofrío. – Mi misión eres tú.
- ¿Tu misión? – dijo ella – dices tu misión como quien dice “El último cliente de la tarde” ¿Tu sabes el día tan jodido que llevo? ¡Y todo por tu culpa!

Mamaje estaba luchando por no volver a caer en el sopor. Dorian se acercó a ella.

- Lo siento – Susurró al lado de su cuello - ¿Podría hacer algo para hacerte esto más llevadero? – Y sacó sus colmillos – Preferiría que colaboraras sin necesidad de hacerte daño… - La rozó la suave carne con los dientes - … eres demasiado… atrayente… demasiado… apetitosa. – Ella jadeó, se sentía demasiado débil para luchar.

Dorian lamió con su lengua fría la piel del cuello. Y contra todo pronóstico, y tal vez por el atontamiento que llevaba, Mamaje le rodeó el suyo con los brazos.

Siseó cuando él la mordió. Cerró los ojos con fuerza y los volvió a abrir. Empezó a notar como se humedecía y quería que él estuviera dentro de ella cuanto antes. Los planes de Dorian eran otros. Cogiéndola suavemente por la cintura, le dio la vuelta hasta que quedara sentada encima de él. Lamió la zona mordida y empezó a bajar por su escote. Ella suspiró cuando notó aquella lengua fría rodeándola el pezón. Dorian hacía mucho tiempo que no había probado una “fruta” tan dulce y sabrosa. Dejó que su mano descendiera por los lugares que luego debería de seguir su lengua. Levantó su falda hasta que esta se quedara enrollada en su cintura y acarició con delicadeza el encaje blanco que cubría su sexo. Ella empezó a desabrochar los botones de la camisa azul de él, mientras presionaba sus labios contra la piel marmórea de él. Cuando consiguió su objetivo. Tiró del vampiro hacía arriba para poder besarlo. Y así tener vía libre para desabrocharle los pantalones. Dorian gruñó de satisfacción cuando Mamaje rodeó su virilidad con la mano caliente. La tendió sobre el sofá y se situó encima de ella sin dejar de besarla. Cogió su pierna y la enroscó a su cintura. Ella contribuyó rodeándolo completamente. Ese fue el momento en el que él eligió para introducirse en ella. Ella aguantó la respiración. Y Dorian intentó no hacerla daño. Cosa que a ella le sorprendió, ya que no se esperaba esa repentina ternura del vampiro. Dorian empezó a moverse despacio, hasta que ella se adaptara a él completamente. Mamaje se agarró a sus hombros y levantó su cuerpo para sentirlo más. Él lo entendió como una invitación y empezó a aumentar el ritmo mientras buscaba su cuello y mordía por segunda vez. Sin ser muy profunda la herida. Sólo para sentir el placer de su sangre a la vez que llegaba el climax. Ella emitió un jadeo ahogado cuando sintió un terrible orgasmo que la dejó atontada. Dorian la miró con gesto preocupado.

- ¿Estás bien? – Susurró. Ella asintió.
- Tal vez, al fin y al cabo, no haya sido el peor día de mi vida.

Y después, se relajó tanto que el sueño se adueñó de ella aún con Dorian dentro de ella.

19. Un modelo y una C.S.I

20.


Tienda Ibiza. Ibiza puerto.

M. Isabel estaba un poco nerviosa. Después de que Felicity y la chica americana se hubieran ido, había estado esperando a que el sol se fuera. Miró la nevera, donde una ensalada de crudités descansaba con un par de True Blood’s para el modelo.

Había conocido a muchos Modelos, pero este iba a ser su primer vampiro. Cuando la puerta resonó con los cascabeles, se enderezó y suspiró. Antes de salir de la trastienda.

Una de sus mejores amigas, y modelo. Clarisa, estaba hablando con el Modelo internacional Joshue Karmel. Hacía relativamente poco, se había descubierto como vampiro de casi 100 años. Y eso, en vez de restarle importancia, le había hecho ganar numerosos contratos.

M. Isabel no sabía si era por su “condición” o porque él ya venía así de serie. Pero sus ojos azules, su pelo rubio y ese 1,90 de estatura la hijo coger aire y aguantarlo en sus pulmones.

- ¡Hola! – Saludó Clarisa.
- Hola – Ambas amigas se abrazaron - ¿Ya has acabado con las temporadas de pasarela?
- Si, hace apenas una semana. ¡Que estrés! París, Milán, Madrid, Barcelona, NY… Por cierto te presento a Joshua.

El aludido se adelantó y le cogió la mano suavemente a la diseñadora depositando un suave beso en el dorso.

- Encantado de conocerte – Sus dientes blancos relucieron cuando le dedicó una sonrisa. M. Isabel, no sabía como reaccionar. ¿sería el encanto vampírico?.
- El gusto es mío – Joshua se giró hacia Clarisa.
- No me dijiste que la diseñadora era tan atrayente – La otra chica rió
- Si, mi querida M. Isabel, iba para modelo pero se desvió hasta las bambalinas. Bueno, os dejo que tengo una fiesta a la que asistir. Espero que os entendáis bien.

Y dicho eso, desapareció.

- Bueno – dijo M. Isabel - ¿Te apetece un poco de sangre sintética?

El vampiro volvió a sonreír.

- Prefiero la de verdad, pero si de momento es todo lo que puedes ofrecerme… - M. Isabel sonrió nerviosamente. Y se dirigió al taller a coger la botella. Aunque se sentía ligeramente… excitada.


Hotel Sunshine, Ibiza.

Aiden cogió a Felicity del suelo. Y la acomodó en sus brazos. Después miró a Ash.

- Ocúpate del cadáver, voy a ver si puedo ocuparme de ella – Dijo. Y dicho eso, se acercó a una de las chicas que estaba por allí. La otra recepcionista. Neftis.
- ¿Dónde puedo llevar a tu desmayada jefa? – Ello lo miró con cierto temor.
- A su apartamento pero tal vez deberías de dejárselo a Wölf – él gruñó
- ¿Quién es Wölf? – Neftis miró a su alrededor y no lo vió, ni a Mamaje tampoco.
- Pues… ahora no está. Así que supongo que puedes llevarla a su apartamento… - Y señaló la torre que quedaba en la parte más alta del hotel.

Aiden le dio las gracias y “voló” hasta allí.

Dentro de la reducida habitación. El hedor era insoportable. Ash, que a causa de sus dones, no lo apreciaba, miraba la horrible imagen que tenía delante.

Vadertini estaba partido por la mitad. Literalmente. Mientras su cuerpo, estaba “cómodamente” sentado en uno de “depósitos”. La cabeza, estaba estacada en uno de los tubos. Goteando la poca sangre que le quedaba.

- ¡Que asco! – Dijo el semi-dios – Habían hecho un gran cordón para que ni vampiros, ni personas se acercaran allí.
- Siento haber tardado – Una voz, le hizo girar la cabeza – Estaba “desayunando”.
- Debes de ser Eric – Dijo Ash. Este asintió y le ofreció la mano. Ash se la estrechó.
- Encantado, tu debes de ser Ash. ¿Dónde está Aiden?
- Tenía que ocuparse de unos asuntos. – Rió socarronamente.
- Ya… ¿Bueno… que tenemos aquí? – dijo.
- Asesinato. Perpetrado por un vampiro u otro ser de manera violenta. – Eric arrugó el gesto.
- Aquí huele raro, no a vampiro precisamente.
- Yo también lo he notado, pero no podemos descartar nada…


En ese momento se oyó un revuelo fuera.

- ¡TENGO QUE PASAR! ¡SOY LA FORENSE!

Eric salió y vio a una chica morena con un maletín. A la que Clover no dejaba acercarse más allá del perímetro de seguridad.

- ¿Qué pasa? – inquirió el vikingo.
- Soy la forense – Dijo ella. Y señaló al maletín enfadada – y no me dejan hacer mi trabajo.
- Déjala pasar – Le dijo Eric a Clover. La vampiro se echó a un lado.
- Gracias… - dijo ella.
- Le advierto que esto puede ser… impactante para usted… - Ella lo miró con dureza.
- He visto tantos cadáveres como usted, o más – Eric rió
- Permítame que lo dude… Por cierto, tiene nombre ¿Doctora?
- Lais, Puede llamarme Lais – Y dicho eso, desapareció al interior de la habitación para empezar con su trabajo.

jueves, 8 de abril de 2010

18. El Colgado

19.


Tienda Vamp. Bahía de San Antoni.

Alice Brandon estaba colocando su última “joya de la corona”. Una serie de comics de vampiros ambientada en la Francia de los filósofos. Su tienda había sufrido una importante avalancha de clientela desde que los vampiros habían pisado la isla. Y además ahora suministraba a particulares y empresas, como el hotel de su amiga Felicity. Se estaba haciendo de oro. Además, había empezado a conocer a algunos vampiros. Aunque había tomado ciertas precauciones (Como llenarse de plata por debajo de la camiseta. En cuellos, muñecas y tobillos) ya que hacía poco, uno de ellos le había dado algún que otro susto.

Se dirigió al mostrador y acarició la Daga que le había regalado su padre de pequeña. Su padre… lo recordó con su cabello ondulante en las altas colinas danesas. Como buen descendiente de Vikingo tenía una fuerza sobrehumana. Y poseía la habilidad de “viajar” en el tiempo. Por eso, pese a haber sido un Vikingo del siglo V, en uno de sus viajes al futuro se enamoró de una danesa. Alice había sido el fruto de su unión. Durante los primeros 12 años de vida, había “recorrido” con él, grandes hechos históricos del pasado y el futuro. E incluso sabía como poder hacerlo. Pero un hecho acontecido cuando contaba con esa edad hizo que todo su mundo se hiciese pedazos. Su padre se fue para no regresar. Aún a día de hoy no sabía si había muerto o seguía con vida en algún lugar del tiempo. Sólo tenía la daga que él le había dejado antes de irse. Sus últimas palabras fueron: “Es muy importante, Es la llave del tiempo”. Y Alice la conservaba aunque no la había utilizado nunca. Y era de plata, con lo cual tenía muchos posibles usos.

La estaba acariciando cuando sonó la música que anunciaba clientela. Sunburn Barfly de Muse. Dejó la daga debajo del mostrador y alzó la mirada para enfrentarse con unos cuantos… ¿Vampiros? ¿Frikis? ¿Niñatos?... Pero lo que vio un solo hombre. Más bien un chico bastante joven. Vestido con un largo abrigo de cuero y un traje negro.

Jacob estaba tocando con mucho cuidado los objetos de la tienda que había encontrado. Le parecía fascinante, ¡Había de todo para el vampiro!. Y no sólo eso. Otras cosas que le encantaban, como comics y “complementos”. No reparó en la morena de largos cabellos rizados hasta que la tuvo al lado.
- ¿Puedo ayudarle en algo? – Preguntó esta observándole con sus enormes ojos color avellana.

Jacob alzó la mirada y se encontró con la de ella. “Que guapa” Pensó. Y se quedó observándola detenidamente intentando descifrar que era aquel halo especial que la rodeaba. Alice se apartó, había algo atrayente en sus ojos verdes, Y eso que era inmune al hipnotismo de los vampiros.

- ¿Puedo ayudarle en algo? – Volvió a preguntar con profesionalidad.
- Solo estaba mirando – Él tenía una voz aterciopelada. Sin querer lo que tenía en las manos, resbaló y ambos se lanzaron a por ello para que no cayese.

Sus manos chocaron y ambos sintieron cosas. Ella el frío; Él, el calor.

- ¡Guau! ¡No eres vampiro! – Ella arqueó una ceja
- Tu sí ¿Qué te hacía pensar que yo lo era?
- La tienda – Dijo a su alrededor – Parece el paraíso de los vampiros.
- Mmm me gusta vuestro mundo – Él la miró detenidamente
- ¿Eres una colmillera? – Ella siseó
- ¡Claro que no! Ni por todo el oro del mundo me convertía en uno vosotros – cuando se dio cuenta de que podía haber ofendido al vampiro hizo ademán de arreglarlo. Pero Jacob lanzó una carcajada.
- ¡Jaja! ¡Flipante! –
- ¿Qué te parece flipante?
- Que te guste nuestro mundo sin querer pertenecer a él – dijo él.
- Me gusta demasiado el sol como para no poder disfrutarlo nunca más – Admitió ella. El semblante de Jacob se entristeció.
- A mí también me gustaba mucho el sol… me encantaban los amaneceres… - Y acarició una de las bolas de nieve que tenía el mar de Ibiza con el sol asomándose en el horizonte. – Alice sintió una repentina ternura hacia él.

Pero por desgracia, ese momento se vio interrumpido por una pareja que estaba buscando unas sábanas de satén rojo. Cuando vieron a Jacob se quedaron impresionados de ver un vampiro de carne y hueso.

- Bueno, volveré con calma – prometió el vampiro a Alice antes de marcharse
- ¡Hasta luego! – dijo ella. Antes de verlo desaparecer en la noche. Había sido el encuentro más raro de su vida…


Hotel Sunshine. Ibiza.

Felicity salió del despacho como una exhalación seguida de Aiden, Ash. Ambos podrían haberse “teletransportado” sin más. Pero no les pareció de buen gusto. La chica notaba como el mal presentimiento le recorría cada músculo de su piel.

Llegaron a la terraza y vieron a una Mamaje horrorizada en la puerta del depósito y gritando sin parar.

Algunos vampiros, y todos los humanos estaban fuera. Wölf agarraba a Mamaje intentando que se apartara de allí.

Felicity iba a pasar a la habitación cuando un brazo la detuvo.

- No le aconsejo que mire ahí dentro señorita – la voz gélida de Aiden la miraba a los ojos. Mientras Ash había entrado en la habitación y profería maldiciones en un idioma extraño.
- Es mi hotel – dijo ella intentando zafarse – así que quíteme las manos de encima…
- Insisto – Él no se movió un ápice. – Deje esto en manos de la “policía”.

Ella no le hizo caso y consiguió zafarse. Cuando se aproximó a la puerta vio la escena más horrible que había presenciado en su vida. Una oleada de maldad la azotó de tal manera que hizo que se desmayara.

- Se lo dije – Murmuró Aiden.