Nos vemos en Ibiza

Nos vemos en Ibiza
todos tenemos un pasado

lunes, 21 de junio de 2010

24. Buenos noches/Buenos Días

25.

Morning song.
Guarida de Shardin.

Shardin acababa de colgar el teléfono. Y las noticias no eran muy alentadoras. Nadie sabía nada de aquel Sheriff de la isla. Y menos, que relación podía tener con Asher. Lo que sí se cuidó es de que su nombre no pudiera ser rastreado por el incidente de “Pachá” Ya se encargaría de endosarle el muerto a otro… Tenía hambre, pero no de sangre. Los vampiros Light tenía una peculiaridad, y era que aparte de beber sangre podían ingerir alimentos. Su cuerpo aún tenía cualidades humanas y el aparato digestivo les funcionaba bastante bien. No necesitaban mucho para saciarse pero la carne era bienvenida. Cuanto menos hecha mejor. Eso fortalecía su sangre y los hacía casi inmortales. Estaba esperando su tentempié de antes de acostarse cuando Dorian inquirió que fuese recibido.

El Vampiro rubio entró en la estancia.

- ¿Y bien? – Dijo su jefe.
- Íbamos bien, hasta que se nos ha cruzado este desagradable incidente del asesinato.
- ¿No habrás sido tú? – Sabía que no. Pero Dorian enseguida se tensó
- Por supuesto que no, señor – Shardin estalló en carcajadas
- Relájate estaba de broma… ¿Cómo va la misión?
- Bastante bien…
- ¿La mujer? – La sonrisa del vampiro se ensanchó
- Colaborará.
- ¿Cómo estas tan seguro? – Lo miró a los ojos – entiendo… Bien, sigue por ese camino. No te precipites pero tampoco te duermas en los laureles. – En ese momento. Un mayordomo entró con un filete de ternera casi crudo. – Estupendo – dijo Shardin abriendo los ojos – si me lo permites, voy a desayunar.

Dorian hizo una reverencia y salió de la estancia. Se dirigió al sótano y se metió en su ataud. Fuera, empezaba a despuntar el alba.

Hotel Sunshine.

Clover estaba un poco noqueada. No respiraba, sino habría estado híper ventilando seguramente. Jacob la tenía agarrada por un brazo. Y Eric los miraba a los dos con las yemas de los dedos juntas.

- Volver a contarme eso – dijo.
- Pues estábamos peinando la zona, y cuando nos disponíamos a volver, una gran llama salió de la noche y casi chamusca a Clover. – Ella asintió con los ojos muy abiertos.
- ¿No visteis quién o qué la había causado? – Clover negó.
- No, sólo ese olor a azufre tan repugnante. El mismo que había en la depuradora. Cogí a Clover y regresé hacia aquí lo más pronto que pude.

Eric asintió.

- Bien… será mejor que os vayáis a la cama y descanséis. Está amaneciendo. Pero antes… - Eric se mordió el brazo y empezó a salir una sangre espesa de él, se lo tendió a Clover – Te sentirás mejor.

Sookie había apartado la vista. Nunca se acostumbraría a aquello.

La vampira bebió con auténtica sed del brazo reparador de su creador. Y después le tocó el turno a Jacob.

Ambos vampiros se despidieron un poco más recuperados. Y ascendieron a su habitación.

- Hemos lidiado con asesinos, Ménades, hombres lobo… ¿Qué narices sería aquello? – Miró a Sookie inquisitivamente. Y esta negó.
- ¡Oh no! Estoy en mi luna de miel. Nada de trabajo – y dicho eso se levantó, cogió a Bill de la mano y le dijo – Cariño, vamos a dormir. Buenas noches Eric.

El aludido miró de reojo a la pareja que se alejaba. Se levantó con tranquilidad, apuró la botella de sangre. Y se dirigió hacia la recepción.

Allí volvió a ver a la pelirroja y se acercó con una sonrisa.

- Espero que se encuentre bien. La sangre no está hecha para princesitas – La aludida se giró y clavó los ojos azules en el arrogante vikingo.
- Ni la playa para los vampiros y ¿Dónde se encuentra? – Contestó mordaz y un poco seca.
- Buenas noches – Contestó el vikingo molesto.
- Buenos días. – Felicity miró como se colaba el sol por la cristalera.

El vampiro había desaparecido. Un nuevo día amanecía en la isla tras una noche que había muy larga. Demasiado… ya temía que le depararía la siguiente. Por si las moscas, iba a tomarse el día para prepararse.

23. Something Familiar

24.

Far away Chantal

Hotel Sunshine.

El bar del hotel estaba bastante concurrido. En una mesa se habían reunido Eric, Aiden y Ash con el ceño fruncido.

- No me gusta nada esto – Admitió Ash. – un asesinato el mismo día que llego aquí.
- Ayer la víctima tuvo una trifulca con un vampiro italiano en la discoteca Pacha. – reflexionó Aiden.
- Pues tal vez deberías de hablar con él. ¿Sabes quien era? – Aiden negó
- Acabará de llegar. Moreno, ojos claros. Pelo Corto, alto, acento italiano… me pasaré por el aeropuerto. A ver los registros.
- Bien.

En ese momento entraron en el salón Bill y Sookie. Ambos sonreían. El vestido de la muchacha flotaba como una nube alrededor de su cintura. Y Eric hizo una mueca imperceptible cuando la vio. Le hizo una seña a los dos. Y estos se acercaron.

- Os presento al inspector del Area 5 y a su mujer. – Dijo Eric, aunque lo de su “mujer” lo digo como si fuera un escupitajo. – Bill y Sookie Compton.

Aiden que, hasta aquel momento había permanecido de espaldas a la pareja se volvió. La sorpresa en los ojos de los dos morenos fue notable. Y sólo entonces, los demás se dieron cuenta del enorme parecido físico que había entre ellos.


En el apartamento, Felicity se estaba recuperando bastante rápido. Wölf le había dado un brebaje a base de alcohol y flores de Bach.

- ¿Estás mejor? – Dijo el chico.
- Si. Wölf, no sé que demonios ha podido pasar ahí abajo fue como… una bofetada de maldad. Llevo todo el día tensa. Y cuando he ido a Ibiza con la rubita americana, al volver he tenido un mal presentimiento…
- Yo no sé porque te cierras a tus dones… - Ella lo miró de reojo.
- Y yo no sé porque escondes tu naturaleza – le espetó
- ¡Eh! Eso es un golpe bajo – dijo él haciéndose el dolido.
- Pues no te metas en mis cosas y yo no haré en las tuyas – Ambos se quedaron callados.

De repente él la abrazó.

- Sabes que no permitiré que te pase nada… - Y dicho eso depositó un beso en su frente.
- Gracias. Anda vamos abajo, apenas quedan un par de horas para que amanezca y es el momento de más jaleo. – Él asintió
- Tú quédate aquí. Hasta que todos los vampiros se hayan ido ¿De acuerdo? – ella frunció los labios.
- No me puedo quedar aquí. Es mi hotel. – y dicho eso se levantó y para darle a entender que estaba en perfectas condiciones caminó muy digna hasta la puerta, sin tambalearse. Y la abrió - ¿bajas?

Wölf suspiró. Era una cabezota, como buena Tauro que era. Ambos salieron de la habitación.


En el Bar.

Ambos se midieron con la mirada ante la sorprendente mirada de los demás.

- Compton… - Dijo él más viejo – Encantado de conocerte. Y le tendió la mano. Bill la agarró con el ceño fruncido, aquello se salía de toda lógica. Por suerte, su mujer intervino.
- ¡Vaya os parecéis mucho! ¡A lo mejor sois familia! – Sookie miró a su marido y luego a Aiden - ¡Sois igualitos!
- Aiden… ¿Qué más? – Inquirió Bill
- McKenna – Las cejas del sureño se elevaron por la sorpresa.
- ¿De los McKenna de Galway? – Ahora le tocaba al irlandés sorprenderse.
- Si…
- Vaya – Bill parecía atar cabos. – Seguramente serás descendiente de aquel mítico Aimirck Denial McKenna, Rey de Eyre. En el siglo XVI. – Aiden tensó el rostro.
- Si…
- Pues creo, que somos parientes en efecto – Dijo él – Su hermano menor se casó con una Irlandesa de nombre Keanara. Que luego tuvo una hija que se llamaría Fiona. La cual emigró a Estados Unidos. Con la segunda gran diáspora Irlandesa. Mi abuela. ¿Tu de que rama de la familia eres? – Ahora Bill parecía gratamente sorprendido. Y se sentó cómodamente en un sillón. Sookie lo hizo encima de sus rodillas. Aiden parecía que no le gustaba mucho hablar del tema.

Eric, aburrido, se llevaba la True Blood a la boca. Mientras miraba como la vampira de recepción pasaba hacia la barra.. Le aburría aquella conversación tan parental. Eric no había conocido a ningún descendiente de su familia. Y aunque lo hubiese hecho, no le hubiera dado importancia alguna…

- Mi padre era hermano de ese rey – dijo Aiden – pero prefiero no recordar a mi “tío”
- ¿Por qué? Fue un gran Rey
- Fue un gran sanguinario, créeme, lo conocía de cerca. – Dicho eso se levantó. – Creo que es hora de que vuelva a mi casa. Amanecerá pronto…y con eso zanjó la conversación.
- Encantada de conocerla Sheriff McKenna y tío lejano – Sonrió Sookie. Aiden sonrió
- Igualmente. – Ash se levantó también y siguió a Aiden hasta la puerta.


Bill y Eric se quedaron solos con Sookie de por medio. Eso ponía de los nervios al sureño. Fastidiaba a Eric y ponía nerviosa a la chica. Por ello, cuando llegaron Jacob y Clover como una exhalación. Todos suspiraron aliviados.

miércoles, 2 de junio de 2010

22. Fire

23.

“Sweet Sourender” Sarah Mclachlan

Aquel pantalón de lino negro se le ajustaba al cuerpo como un guante. M.Isabel miró a Joshua como quien mira una gran tarta de nata. Él se dio cuenta a través del espejo.

- Tu ropa me gusta – Sonrió y dejó los dientes al descubierto. Tenía los colmillos escondidos – Es ligera.
- Es tela ibicenca – dijo ella intentado mostrarse profesional.
- Creo que va a ser un bombazo – admitió él – Créeme, me he llevado un millón de prendas en un montón de épocas y modas distintas. Y esto… es de lo más cómodo que he vestido.
- Yo creía que los vampiros no notabais eso.

Él se dio la vuelta.

- Tenemos sensaciones. Aunque no nos lata el corazón, tenemos percepciones e impulsos. Notamos el calor y el frío. La aspereza y la dulzura. Y la lengua la tenemos muy viva – Sonrió de manera seductora.

Se acercó a ella y le olió el pelo. M. Isabel se quedó rígida.

- Y tenemos el olfato de un perro – Dicho eso se retiró. Ella suspiró de alivio al ver que no había sido la cena. Ya que por mucho nombre que tuviera o por muy atractivo que fuera, era vampiro.

El se alejó y se quitó la camisa dejándola encima de la silla. Después sin ningún pudor, se deshizo de los pantalones antes que M. Isabel pudiera decir siquiera: “salgo mientras te vistes”. Se quedó allí plantada con la boca semi-abierta. Él se dio cuenta, por supuesto. Pero no dijo nada. Se limitó a enfundarse sus vaqueros y la camisa que había traído.

- Creo que me gustará trabajar contigo – Dijo, mientras se abrochaba los botones.

Que Joshua Karmel te dijera eso, era para ponerse a saltar y tocar el cielo. Pero la diseñadora aún estaba en estado de shock por la visión que acababa de tener.

Pegó un respingo cuando sonó el timbre de la puerta. Fue a abrir a Clarisa.

- ¡Hola! Ya estoy aquí ¿Cómo ha ido?
- Fenomenal, tenías razón. Merece la pena. Y me encantará quedarme en la isla un tiempo. – Dijo él
- ¡Me alegro mucho! – Dijo ella. – M. Isabel, gracias por atendernos tan tarde.
- Un placer- Murmuró.

Y con una última mirada abrasadora del chico como despedida. Joshua se fue y ella, se quedó temblando.





Puerto de San Miquel, Ibiza.

Shardin estaba apurando un poco de sangre de entre los pechos de una donante muy apetitosa cuando Talessim. Un vampiro Light Joven entró en la estancia. Su cabello dorado contrastaba con sus ojos de un extraño color caoba. Shardin levantó la cara de su amante y miró al que consideraba como un hijo y el único que podía molestar sus momentos de ocio.

- Talessim… ¿Qué se ofrece? ¿Quieres probar? – Señaló a la muchacha que enseguida le hizo un mohín y le ofreció el cuello.
- No señor, Gracias. Quería hablar con usted. – Shardin le hizo una señal a la chica. Y esta se cubrió con un albornoz y desapareció por una puerta lateral. Por su parte. El vampiro mayor se tapó un poco con la sábana y le ofreció a su pupilo un asiento a su lado.
- ¿Qué noticias traes? ¿Has averiguado algo más de esa mujer, Amanis? ¿Sabemos algo de Dorian y su tarea?
- Es más referente a esto segundo que quería hablarte – Cuando estaban solos lo tuteaba ya que en la intimidad, era más cómodo..
- Que ha pasado.
- Ha habido problemas imprevistos en el Sunshine. – Shardin arqueó las cejas.
- ¿Imprevistos?
- Si… Han asesinado a una persona. – Él rió.
- ¿Vaya y eso son problemas para nosotros?
- Si, porque el tipo asesinado es el DJ que casi matas la otra noche. El que defendió a la mujer aquella – La sonrisa se le congeló
- ¿Estás seguro de ello?
- Tan seguro como que Dorian acaba de informarme. Y para acabar de rematar, adivina quién ha tomado las riendas del caso… - Shardin guardó silencio invitándole a continuar. – El Sherif McKenna. Y el mismísimo líder de los Scum Wash: Ash Peloponeso – El otro dio un brinco.
- ¡Que hace él aquí!
- Lo ignoro, realmente.
- ¡Mierda! Con ese semi-dios de pacotilla se me acumulan los obstáculos a batir para lograr mis planes. Además de quién esté jugando a matar por ahí. Averigua todo lo que puedas. Y dile a Dorian que siga con su misión. Que esa muchacha, Mamaje, tiene que colaborar y no irse de la lengua.

Talessim asintió

- Yo voy a hacer valer mis influencias – Y dicho eso, Shardin se levantó y se dirigió al teléfono. Dada por zanjada la conversación. El chico se retiró discretamente.







Alrededores del hotel Sunshine.

Clover estaba de un humor de perros. Habían rastreado todo el perímetro y no habían encontrado nada. Aparte de ese olor a azufre tan penetrante. Pero aquello no era raro, en aquella época del año, las depuradoras trataban el agua de las piscinas con eso. Podría estar tan ricamente con aquel muchachote enorme en una gran cama comiendo y follando que era lo que le apetecía. Pero sin embargo, estaba allí con Jacob peinando la zona y muerta de aburrimiento.

- Aquí no hay nada. Quién haya sido, debe de haberse esfumado – concluyó – vamos a informar a Eric y aprovechemos las pocas horas que nos quedan antes de acostarnos.

Jacob la miró de reojo.
- Tu lo que tienes ganas es de encontrarte con cierto Barman… a Eric no le va a gustar que no hagamos bien nuestro trabajo. – Ella bufó
- Hemos hecho todo lo que hemos podido. No hay nada ¡NADA!

Y dicho eso se dio la vuelta. Pero de pronto se topó con algo que no esperaba. Y gritó. Jacob se abalanzó sobre ella e impidió que una lengua de fuego dejara Chamuscada a su compañera. No hubo un segundo destello. Jacob cogió a Clover y voló todo lo rápido que pudo de vuelta a la recepción sin creer lo que acababa de ver.

21. Refuerzos

22.


Aiden depositó a Felicity encima de la cama y miró a su alrededor. Todo estaba decorado con gusto y sencillez. Y con un toque celta. Se acercó a ella y vio que estaba como muerta. Se quedó mirando su pecho para percibir una ligera respiración, pero tuvo que apartar la vista porque la simple visión de lo que la tela dejaba entrever le estaba poniendo nervioso.

Se sentó a su lado y se acercó para comprobar si respiración. En el momento en el que rozaba su nariz con la de ella, esta abrió los ojos. Aiden se separó como si fuera resorte.

- ¿Qué se supone que estaba haciendo? – Dijo ella incorporándose. Con deje sorprendido.
- Sólo estaba observando si respiraba. – Ella se empezó a tocar la ropa para verificar qué estaba en su sitio. Después recordó aquella bofetada de maldad que la había dejado K.O.
- ¿Qué ha pasado? –Inquirió incorporándose.
- Se ha desmayado. Pese a mis advertencias… - ¿Acaso se creía aquel tío que ella se había desmayado por la impresión? ¡Ja!. Sin embargo prefirió no dar más explicaciones.
- Debería de bajar… - Dijo ella y se puso de pié.
- No lo veo conveniente. Debería de descansar – Ella volvió a sentarse, aún se sentía un poco mareada.
- Tengo… que… ocuparme…
- Yo lo haré – Se ofreció Aiden.

Se miraron unos instantes antes de que sonara la puerta. Y poco después, entró Wölf en la habitación.

- ¿Qué ha pasado? – dijo este mirando a Felicity.

Aiden percibió algo en la figura de Wölf, pero no dijo nada.

- Me desmayé – dijo ella.
- Bueno, voy a ocuparme del follón de abajo – Aiden notaba que ese personaje y la pelirroja tenían algo más entre ellos y eso hizo que sus celos empezaran a aflorar. Se dirigió hacia la puerta.
- Señor McKenna – Le dijo Felicity antes de que llegara – Gracias.

Él asintió y salió.

Abajo, Lais se afanaba en recoger muestras del cadáver. Ash y Eric la miraban estupefactos de que, pese a lo simple que parecía, tuviera tanta fuerza y no le pasara lo que a la directora del hotel.

Lais estaba metiendo un termómetro por el orificio que había dejado la cabeza. Por supuesto que aquellas cosas le impresionaban. Pero ya estaba más que acostumbrada, además. Lo que más repelús le daba, era que el cadáver la mirara. Con aquel no tenía problema. Ya que la cabeza rondaba por otro lado y no sería ella quien la recogiera…Extrajo el termómetro y lo miró. Llevaba relativamente poco muerto, el autor no podía andar lejos.

- ¿Quién de los dos es el poli? – Preguntó Lais mirando a los dos rubios.
- Supongo que yo tengo más jurisdicción… - Dijo Ash- Soy de la INTERPOL de los vampiros.
- Bien, esto está bastante caliente. Es decir, bastante reciente… con lo cual, podríamos estar hablando de que el que lo ha hecho no debe andar lejos…
- Si es vampiro sí – Intervino Eric.
- Esto no lo ha hecho un Vampiro. O al menos no uno típico – Sentenció Aiden que acababa de llegar.
- ¡Jesús! ¿Por qué no os ponéis campanillas en las orejas? – Dijo una asustada forense de la aparición del moreno - ¿Usted quién es?
- El Sherif de la zona. – Ella asintió
- ¿Por qué está tan seguro de que no es un vampiro?
- Ha dejado demasiada sangre en la escena del crimen – dijo con mucha lógica – No nos gusta desperdiciar comida. Así que… una de dos, o ha sido un vampiro que sólo tenía orden de hacer esto, o no ha sido un vampiro.
- Tendré que llevármelo al laboratorio – Dijo Lais un poco intimidada de estar tan rodeada de gente rara. - ¿Alguien sería tan amable de meterme la cabeza en una de esas bolsas negras?

Ash la cogió por los pelos húmedos y aplastados por la sangre y la metió con cuidado en la bolsa.

“Como si le fuera a hacer daño” Rió Lais para sus adentros.

Eric salió de la habitación y llamó a Clover y a Jacob.

- Chicos, Quiero que sigáis un rastro… - Y dicho eso les pasó un trozo de tela de lo que quedaba de la camisa del cadáver. Ellos asintieron y desaparecieron hacia la noche.

Mientras, en el otro lado de la isla. Se estaba produciendo una escena más amable…


jueves, 27 de mayo de 2010

20. Con un Vampiro por primera vez

21.


Mamaje estaba con la mirada perdida, Wölf la miró con curiosidad.

- ¿Estás mejor? – Ella asintió con la mirada fija al frente - ¿Seguro?
- Si – aunque su voz temblaba, empezaba a sentir el peso del cansancio y una especie de letargo.

Wölf le había echado una “ayudita” para dormir. Y parecía que empezaba a hacer efecto. Esperó un poco más hasta que se recostó en el sofá y apoyó la cabeza cerrando los ojos. Sólo entonces Wölf abandonó la habitación y se dirigió afuera por si podía ayudar en algo.

Mamaje se quedó sola. Pero no lograba dormirse pese a que no sentía el cuerpo. Notó algo a su derecha. Parecía que Wölf había vuelto. Pero no podía enderezarse.

- Estoy bien – logró murmurar entre ensoñaciones.
- Me alegro – La voz no era la de Wölf. Abrió los ojos. – Buenas noches. – y sonrió
- Asesino – logró escupir ella. Enderezándose e intentando que su cabeza dejara de dar vueltas.

Dorian se acercó a ella como un rayo y la cogió por el cuello.

- ¿Qué has dicho? – Ella empezó a respirar con dificultat.
- A… se… si… no – Repitió con desprecio. Dorian la miró con mezcla de rabia y confusión.
- ¿Qué te hace decir eso? – Inquirió. Tan cerca de ella que podía sentir su aliento en los labios, cosa que le excitó.
- Vadertini… En el depósito – Dijo ella. Dorian aflojó la presión de su mano en el cuello de Mamaje pero la siguió mirando.
- Yo no le he matado – Dijo.
- Ya… Claro. ¿Y quién si no? – Ella aprovechó para echarse para atrás - Tendrías que haberme matado a mí. y me hubiera librado de ti.

Dorian se sentó a su lado y se frotó las sienes. Cosa que a Mamaje le sorprendió. Parecía que estuviese poniendo sus pensamientos en orden. Le pareció hasta humano. Al menos, hasta que volvió a su mente que era un simple asesino.

- No he matado a ese chico del depósito – Concluyó Dorian mirándola a los ojos. – A ella le recorrió un escalofrío. – Mi misión eres tú.
- ¿Tu misión? – dijo ella – dices tu misión como quien dice “El último cliente de la tarde” ¿Tu sabes el día tan jodido que llevo? ¡Y todo por tu culpa!

Mamaje estaba luchando por no volver a caer en el sopor. Dorian se acercó a ella.

- Lo siento – Susurró al lado de su cuello - ¿Podría hacer algo para hacerte esto más llevadero? – Y sacó sus colmillos – Preferiría que colaboraras sin necesidad de hacerte daño… - La rozó la suave carne con los dientes - … eres demasiado… atrayente… demasiado… apetitosa. – Ella jadeó, se sentía demasiado débil para luchar.

Dorian lamió con su lengua fría la piel del cuello. Y contra todo pronóstico, y tal vez por el atontamiento que llevaba, Mamaje le rodeó el suyo con los brazos.

Siseó cuando él la mordió. Cerró los ojos con fuerza y los volvió a abrir. Empezó a notar como se humedecía y quería que él estuviera dentro de ella cuanto antes. Los planes de Dorian eran otros. Cogiéndola suavemente por la cintura, le dio la vuelta hasta que quedara sentada encima de él. Lamió la zona mordida y empezó a bajar por su escote. Ella suspiró cuando notó aquella lengua fría rodeándola el pezón. Dorian hacía mucho tiempo que no había probado una “fruta” tan dulce y sabrosa. Dejó que su mano descendiera por los lugares que luego debería de seguir su lengua. Levantó su falda hasta que esta se quedara enrollada en su cintura y acarició con delicadeza el encaje blanco que cubría su sexo. Ella empezó a desabrochar los botones de la camisa azul de él, mientras presionaba sus labios contra la piel marmórea de él. Cuando consiguió su objetivo. Tiró del vampiro hacía arriba para poder besarlo. Y así tener vía libre para desabrocharle los pantalones. Dorian gruñó de satisfacción cuando Mamaje rodeó su virilidad con la mano caliente. La tendió sobre el sofá y se situó encima de ella sin dejar de besarla. Cogió su pierna y la enroscó a su cintura. Ella contribuyó rodeándolo completamente. Ese fue el momento en el que él eligió para introducirse en ella. Ella aguantó la respiración. Y Dorian intentó no hacerla daño. Cosa que a ella le sorprendió, ya que no se esperaba esa repentina ternura del vampiro. Dorian empezó a moverse despacio, hasta que ella se adaptara a él completamente. Mamaje se agarró a sus hombros y levantó su cuerpo para sentirlo más. Él lo entendió como una invitación y empezó a aumentar el ritmo mientras buscaba su cuello y mordía por segunda vez. Sin ser muy profunda la herida. Sólo para sentir el placer de su sangre a la vez que llegaba el climax. Ella emitió un jadeo ahogado cuando sintió un terrible orgasmo que la dejó atontada. Dorian la miró con gesto preocupado.

- ¿Estás bien? – Susurró. Ella asintió.
- Tal vez, al fin y al cabo, no haya sido el peor día de mi vida.

Y después, se relajó tanto que el sueño se adueñó de ella aún con Dorian dentro de ella.

19. Un modelo y una C.S.I

20.


Tienda Ibiza. Ibiza puerto.

M. Isabel estaba un poco nerviosa. Después de que Felicity y la chica americana se hubieran ido, había estado esperando a que el sol se fuera. Miró la nevera, donde una ensalada de crudités descansaba con un par de True Blood’s para el modelo.

Había conocido a muchos Modelos, pero este iba a ser su primer vampiro. Cuando la puerta resonó con los cascabeles, se enderezó y suspiró. Antes de salir de la trastienda.

Una de sus mejores amigas, y modelo. Clarisa, estaba hablando con el Modelo internacional Joshue Karmel. Hacía relativamente poco, se había descubierto como vampiro de casi 100 años. Y eso, en vez de restarle importancia, le había hecho ganar numerosos contratos.

M. Isabel no sabía si era por su “condición” o porque él ya venía así de serie. Pero sus ojos azules, su pelo rubio y ese 1,90 de estatura la hijo coger aire y aguantarlo en sus pulmones.

- ¡Hola! – Saludó Clarisa.
- Hola – Ambas amigas se abrazaron - ¿Ya has acabado con las temporadas de pasarela?
- Si, hace apenas una semana. ¡Que estrés! París, Milán, Madrid, Barcelona, NY… Por cierto te presento a Joshua.

El aludido se adelantó y le cogió la mano suavemente a la diseñadora depositando un suave beso en el dorso.

- Encantado de conocerte – Sus dientes blancos relucieron cuando le dedicó una sonrisa. M. Isabel, no sabía como reaccionar. ¿sería el encanto vampírico?.
- El gusto es mío – Joshua se giró hacia Clarisa.
- No me dijiste que la diseñadora era tan atrayente – La otra chica rió
- Si, mi querida M. Isabel, iba para modelo pero se desvió hasta las bambalinas. Bueno, os dejo que tengo una fiesta a la que asistir. Espero que os entendáis bien.

Y dicho eso, desapareció.

- Bueno – dijo M. Isabel - ¿Te apetece un poco de sangre sintética?

El vampiro volvió a sonreír.

- Prefiero la de verdad, pero si de momento es todo lo que puedes ofrecerme… - M. Isabel sonrió nerviosamente. Y se dirigió al taller a coger la botella. Aunque se sentía ligeramente… excitada.


Hotel Sunshine, Ibiza.

Aiden cogió a Felicity del suelo. Y la acomodó en sus brazos. Después miró a Ash.

- Ocúpate del cadáver, voy a ver si puedo ocuparme de ella – Dijo. Y dicho eso, se acercó a una de las chicas que estaba por allí. La otra recepcionista. Neftis.
- ¿Dónde puedo llevar a tu desmayada jefa? – Ello lo miró con cierto temor.
- A su apartamento pero tal vez deberías de dejárselo a Wölf – él gruñó
- ¿Quién es Wölf? – Neftis miró a su alrededor y no lo vió, ni a Mamaje tampoco.
- Pues… ahora no está. Así que supongo que puedes llevarla a su apartamento… - Y señaló la torre que quedaba en la parte más alta del hotel.

Aiden le dio las gracias y “voló” hasta allí.

Dentro de la reducida habitación. El hedor era insoportable. Ash, que a causa de sus dones, no lo apreciaba, miraba la horrible imagen que tenía delante.

Vadertini estaba partido por la mitad. Literalmente. Mientras su cuerpo, estaba “cómodamente” sentado en uno de “depósitos”. La cabeza, estaba estacada en uno de los tubos. Goteando la poca sangre que le quedaba.

- ¡Que asco! – Dijo el semi-dios – Habían hecho un gran cordón para que ni vampiros, ni personas se acercaran allí.
- Siento haber tardado – Una voz, le hizo girar la cabeza – Estaba “desayunando”.
- Debes de ser Eric – Dijo Ash. Este asintió y le ofreció la mano. Ash se la estrechó.
- Encantado, tu debes de ser Ash. ¿Dónde está Aiden?
- Tenía que ocuparse de unos asuntos. – Rió socarronamente.
- Ya… ¿Bueno… que tenemos aquí? – dijo.
- Asesinato. Perpetrado por un vampiro u otro ser de manera violenta. – Eric arrugó el gesto.
- Aquí huele raro, no a vampiro precisamente.
- Yo también lo he notado, pero no podemos descartar nada…


En ese momento se oyó un revuelo fuera.

- ¡TENGO QUE PASAR! ¡SOY LA FORENSE!

Eric salió y vio a una chica morena con un maletín. A la que Clover no dejaba acercarse más allá del perímetro de seguridad.

- ¿Qué pasa? – inquirió el vikingo.
- Soy la forense – Dijo ella. Y señaló al maletín enfadada – y no me dejan hacer mi trabajo.
- Déjala pasar – Le dijo Eric a Clover. La vampiro se echó a un lado.
- Gracias… - dijo ella.
- Le advierto que esto puede ser… impactante para usted… - Ella lo miró con dureza.
- He visto tantos cadáveres como usted, o más – Eric rió
- Permítame que lo dude… Por cierto, tiene nombre ¿Doctora?
- Lais, Puede llamarme Lais – Y dicho eso, desapareció al interior de la habitación para empezar con su trabajo.

jueves, 8 de abril de 2010

18. El Colgado

19.


Tienda Vamp. Bahía de San Antoni.

Alice Brandon estaba colocando su última “joya de la corona”. Una serie de comics de vampiros ambientada en la Francia de los filósofos. Su tienda había sufrido una importante avalancha de clientela desde que los vampiros habían pisado la isla. Y además ahora suministraba a particulares y empresas, como el hotel de su amiga Felicity. Se estaba haciendo de oro. Además, había empezado a conocer a algunos vampiros. Aunque había tomado ciertas precauciones (Como llenarse de plata por debajo de la camiseta. En cuellos, muñecas y tobillos) ya que hacía poco, uno de ellos le había dado algún que otro susto.

Se dirigió al mostrador y acarició la Daga que le había regalado su padre de pequeña. Su padre… lo recordó con su cabello ondulante en las altas colinas danesas. Como buen descendiente de Vikingo tenía una fuerza sobrehumana. Y poseía la habilidad de “viajar” en el tiempo. Por eso, pese a haber sido un Vikingo del siglo V, en uno de sus viajes al futuro se enamoró de una danesa. Alice había sido el fruto de su unión. Durante los primeros 12 años de vida, había “recorrido” con él, grandes hechos históricos del pasado y el futuro. E incluso sabía como poder hacerlo. Pero un hecho acontecido cuando contaba con esa edad hizo que todo su mundo se hiciese pedazos. Su padre se fue para no regresar. Aún a día de hoy no sabía si había muerto o seguía con vida en algún lugar del tiempo. Sólo tenía la daga que él le había dejado antes de irse. Sus últimas palabras fueron: “Es muy importante, Es la llave del tiempo”. Y Alice la conservaba aunque no la había utilizado nunca. Y era de plata, con lo cual tenía muchos posibles usos.

La estaba acariciando cuando sonó la música que anunciaba clientela. Sunburn Barfly de Muse. Dejó la daga debajo del mostrador y alzó la mirada para enfrentarse con unos cuantos… ¿Vampiros? ¿Frikis? ¿Niñatos?... Pero lo que vio un solo hombre. Más bien un chico bastante joven. Vestido con un largo abrigo de cuero y un traje negro.

Jacob estaba tocando con mucho cuidado los objetos de la tienda que había encontrado. Le parecía fascinante, ¡Había de todo para el vampiro!. Y no sólo eso. Otras cosas que le encantaban, como comics y “complementos”. No reparó en la morena de largos cabellos rizados hasta que la tuvo al lado.
- ¿Puedo ayudarle en algo? – Preguntó esta observándole con sus enormes ojos color avellana.

Jacob alzó la mirada y se encontró con la de ella. “Que guapa” Pensó. Y se quedó observándola detenidamente intentando descifrar que era aquel halo especial que la rodeaba. Alice se apartó, había algo atrayente en sus ojos verdes, Y eso que era inmune al hipnotismo de los vampiros.

- ¿Puedo ayudarle en algo? – Volvió a preguntar con profesionalidad.
- Solo estaba mirando – Él tenía una voz aterciopelada. Sin querer lo que tenía en las manos, resbaló y ambos se lanzaron a por ello para que no cayese.

Sus manos chocaron y ambos sintieron cosas. Ella el frío; Él, el calor.

- ¡Guau! ¡No eres vampiro! – Ella arqueó una ceja
- Tu sí ¿Qué te hacía pensar que yo lo era?
- La tienda – Dijo a su alrededor – Parece el paraíso de los vampiros.
- Mmm me gusta vuestro mundo – Él la miró detenidamente
- ¿Eres una colmillera? – Ella siseó
- ¡Claro que no! Ni por todo el oro del mundo me convertía en uno vosotros – cuando se dio cuenta de que podía haber ofendido al vampiro hizo ademán de arreglarlo. Pero Jacob lanzó una carcajada.
- ¡Jaja! ¡Flipante! –
- ¿Qué te parece flipante?
- Que te guste nuestro mundo sin querer pertenecer a él – dijo él.
- Me gusta demasiado el sol como para no poder disfrutarlo nunca más – Admitió ella. El semblante de Jacob se entristeció.
- A mí también me gustaba mucho el sol… me encantaban los amaneceres… - Y acarició una de las bolas de nieve que tenía el mar de Ibiza con el sol asomándose en el horizonte. – Alice sintió una repentina ternura hacia él.

Pero por desgracia, ese momento se vio interrumpido por una pareja que estaba buscando unas sábanas de satén rojo. Cuando vieron a Jacob se quedaron impresionados de ver un vampiro de carne y hueso.

- Bueno, volveré con calma – prometió el vampiro a Alice antes de marcharse
- ¡Hasta luego! – dijo ella. Antes de verlo desaparecer en la noche. Había sido el encuentro más raro de su vida…


Hotel Sunshine. Ibiza.

Felicity salió del despacho como una exhalación seguida de Aiden, Ash. Ambos podrían haberse “teletransportado” sin más. Pero no les pareció de buen gusto. La chica notaba como el mal presentimiento le recorría cada músculo de su piel.

Llegaron a la terraza y vieron a una Mamaje horrorizada en la puerta del depósito y gritando sin parar.

Algunos vampiros, y todos los humanos estaban fuera. Wölf agarraba a Mamaje intentando que se apartara de allí.

Felicity iba a pasar a la habitación cuando un brazo la detuvo.

- No le aconsejo que mire ahí dentro señorita – la voz gélida de Aiden la miraba a los ojos. Mientras Ash había entrado en la habitación y profería maldiciones en un idioma extraño.
- Es mi hotel – dijo ella intentando zafarse – así que quíteme las manos de encima…
- Insisto – Él no se movió un ápice. – Deje esto en manos de la “policía”.

Ella no le hizo caso y consiguió zafarse. Cuando se aproximó a la puerta vio la escena más horrible que había presenciado en su vida. Una oleada de maldad la azotó de tal manera que hizo que se desmayara.

- Se lo dije – Murmuró Aiden.


17. Despertar

18.

Jacob y Clover se desperezaron en la gran cama. Eran como hermanos, así que dormían juntos. Además ninguno de los dos roncaba no le daba patadas al otro, ya que aparentemente cada amanecer caían “muertos” hasta pasadas las 5 de la tarde, cuando se ponía el sol.

Jacob activó un botón y las ventanas herméticas se abrieron. Las camas eran más cómodas que los ataúdes. Por ello, cualquier vampiro que se preciase tenía en su casa una gran cama y las ventanas tapiadas. En su Francia natal, había sido un miembro de la alta sociedad de principios del XX. Su juventud, ensimismaba a las damas y a los caballeros por igual. Poseía una mirada verde, penetrante y sincera. Aún echaba de menos vivir a cuerpo de rey. Y eso que desde que Eric lo encontró y lo convirtió, su “vida” sólo había podido ir a mejor… Pero echaba en falta algo. Alguien con quien hablar de simplezas; como por ejemplo: “De qué color era realmente el mar”. O de Comics. Últimamente leía muchísimo. No era un vampiro común; Más bien, poco amigo de lo que “hacen los vampiros”. Completamente “vegetariano” y le gustaba pasar desapercibido.

Clover se desperezó y abrió la boca relamiéndose los colmillos. Ella era la antítesis de su “hermano” adoptivo. Escocesa de nacimiento, se había criado con unas cortesanas como dama de compañía de una de ellas. Le encantaba seducir y ser ella quién llevara las riendas de la situación. Hasta que se le cruzó por el camino Eric Northam. Ella no sabía que era vampiro hasta que fue demasiado tarde. Durante su primer encuentro amoroso, Eric la había mordido y al encontrarla tan exquisita no pudo parar. Cuando se quiso dar cuenta, yacía moribunda entre sus brazos. Maldiciendo su poco control decidió darle su sangre. Y así nació una nueva vampira. Que durante los más de 100 años que llevaba vagando, se dedicaba a lo que más le gustaba. Seducir y sentir los pequeños placeres de cada lugar y cada época.

Ambos se habían encontrado con su “creador” Cuando este estaba en Europa, después de su fallida relación con Sookie. Eric pensó que serían fieles servidores y lo más parecido a unos “amigos” que podría encontrar.

En cuanto a Jacob y Clover. Enseguida existió una conexión especial entre ellos. Nada amorosa, más bien filial. Aunque fueran completamente distintos.

- ¿Qué “día” hace? – Ronroneó ella con sorna, pasándole la mano por el estómago y ronroneando en su cuello.
- Pues “El sol” brilla – Era su pequeña broma. Para ellos, el Sol era la luna. Le acarició el brazo distraídamente.
- ¿Qué piensas hacer hoy? – se apartó de él. Cuando Jacob hizo ademán de levantarse de la cama.
- Explorar- se permitió sonreír. Y se dirigió al baño para vestirse.
- ¡Buena idea! Yo también voy a explorar – Dijo con una sonrisa enigmática. – Pero antes… me tomaré un aperitivo… - y dicho eso, recordó al barman de la otra noche… no sólo estaba bueno. Sino que era especial. Su excitación se hizo patente recordándolo.


Despacho de Felicity.

Felicity vio como la puerta se abría y Mapycall entraba con dos hombres: Uno rubio y otro moreno. Ambos bastante altos. Ambos bastante guapos. Ambos no eran humanos. Se irguió en su silla con su pose alerta.

- Felicity, te presento al señor Mckenna y Al señor Peloponeso – Ella no se levantó del sillón. Escrutó el rostro del rubio y le peguntó.
- ¿Qué es lo que quieren?

Aiden se había quedado impresionado. No sólo por los rasgos tan marcados de la pelirroja, sino por su porte y por algo que notaba. Especial, mágico. Ash también notó aquello y enarcó una ceja por la sorpresa.

- Tengo cosas que hacer – Insistió ella. Con un deje irritado en la voz.

Mapycall notaba la tensión. Así que intervino.

- El señor McKenna es el Sheriff de los vampiros de la isla. El señor Peloponeso es el director del Scum Wash. O el FBI de los seres sobrenaturales.

Eso alertó a Felicity. Que se levantó de la silla.

“Dios, ¡Que mujer!” Pensó Aiden. Imaginándola en otra postura. Eso le hizo que se le escapara una sonrisa.

- ¿Qué es lo que le hace gracia? ¿Qué pasa? – Su tono seguía siendo frío pero preocupado.
- Nada en especial… Sólo queríamos tratar unos asuntos con usted. – contestó Aiden mirándola directamente a los ojos. Ella apartó la vista turbada…

En ese momento escucharon un grito horrorizado.

Hotel Sunshine. Fuera.

Hacía tiempo que no se sabía nada de Vadertini. Y Mamaje esperaba que este cumpliera su palabra de invitarla a una copa. Así alargaría el tiempo lo suficiente para no irse sola a casa. Amanis le dijo que la pasaría a recoger poco después de las 2.

Decidió salir a ver si lo encontraba. Aunque con cuidado de no quedarse muy sola.

Salió a la terraza y se dirigió a la zona de las piscinas y el Jacuzzi.

- ¡Vader! – Gritó - ¿Cómo llevas eso?

Vio que la puerta del depósito estaba abierta. Así que entró. Las luces fluorescentes estaban encendidas. A primera vista, no vio nada…

Pero cuando se fijó un poco más.

Sólo pudo emitir un grito.

miércoles, 24 de marzo de 2010

16. Oscuros Presagios

17.


Cala Salada, Ibiza.

Aiden empezó a abrir las cortinas al anochecer. Pero se dejó puestas las gafas de sol. Ash había tomado posesión de una habitación que daba a la zona de bosque. Y apareció recién duchado, con unos pantalones de color crema y una camisa caqui.

- Tío, aquí el agua sale salada. – dijo
- ¿Cuánto hace que no bajas de Katoteros? – Rió el Irlandés
- Mmm. Me paso media vida en Grecia, y la otra media viajando y luchando contra Daimons.
- Ya… por cierto ¿Cuándo vendrá tu Dark Hunter? – Asher hizo una mueca
- Los míos no son Dark Hunters. Son ScumWash. Los Dark eran de Artemisa, ya sabes que sienten mis padres por ella… así que los antiguos Dark Hunters que ahora se han pasado al “bando” de mi padre se llaman Scum Wash.. Artemisa los “despidió” si se puede llamar así. Y mis padres los “adoptaron”
- Interesante… Los Limpia escoria… - rió Aiden.
- Si, porque no sólo nos dedicamos a Daimons, sino a todo tipo de escoria que pulula por la tierra…¡Ah! Y, respecto a tu pregunta. Alexis llegará mañana.
- Bien…

En ese momento llamaron al teléfono. Aiden lo cogió
- ¿Si? – asintió – de acuerdo, Gracias. No, me encargaré personalmente. – Colgó y miró a Ash. – Tenemos que ir al Sunshine.
- ¿Y eso?
- Han rechazado mi oferta… tendré que persuadir a la dueña con otras artes… - Y dicho eso sonrió y cogió las llaves del coche.


Carretera de Ibiza a Sant Antoni.

Sookie Compton estaba emocionada con su vestido semi-transparente.

- Es precioso, parece confeccionado por un ángel – Felicity miró el pronunciado escote hecho de encaje blanco y la falda corta y vaporosa.
- Espero que a tu marido le guste. – Aunque estaba atenta a la carretera y a Sookie. No podía dejar de pensar en lo que le había dicho Oscar, su vidente y primo. Cuando había subido a su casa: “Peligro en todos los frentes: Físico, Mental y Emocional.”
- ¡Oh! Seguro que le gusta. Aunque él es tan… tradicional. Nació en el siglo XIX. – Felicity rió nerviosa por la naturalidad con la que la chica había dicho, que su marido tenía casi 200 años.

Llegaron al desvío del hotel y algo golpeó a Felicity. Era una sensación extraña, como de que algo fuera mal. Aferró las manos al volante y apretó el acelerador.

- ¿Te encuentras mal? – Dijo Sookie, preocupada.
- No, sólo que a veces tengo sensaciones extrañas – Ella le palmeó la rodilla y sonrió
- Sé como te sientes. – Dicho eso cerró los ojos y se dispuso a “escuchar”. A ver si averiguaba algo…

Hotel Sunshine. Ibiza.

Mamaje salió del baño todavía temblorosa por lo que había pasado. Miró a ambos lados del pasillo y suspiró de alivio cuando vio que estaba iluminado y lleno de gente. Se cruzó con Mapycall y esta se le quedó mirando.

- Vaya… parece que has visto a un fantasma – Mamaje sonrió nerviosa.
- No estoy acostumbrada a ver tantos vampiros juntos.
- Aquí son inofensivos – rió Mapycall intentando tranquilizarla. Pero Mamaje pensó que no tenían nada de inofensivos.

Llegó a la recepción: Lileath estaba hablando con un vampiro moreno y de porte distinguido.

- Mamaje, ¿Sabes si Felicity se ha ido con la mujer de este señor? – Miró al hombre. Y lo reconoció como la pareja de la chica que había salido con Feli.
- Si, la ha llevado a Ibiza. – Bill asintió con el rostro aún tenso.

En ese mismo instante, las aludidas cruzaron la puerta. Felicity miró hacia todos lados, escrutando que todo estuviese en orden. Y aunque aparentemente, lo estaba. No podía quitarse esa sensación de que algo no iba bien. Sookie se dirigió a Bill, que la miraba embelesado por aquel atuendo.

- Estás preciosa – Susurró a través de los labios de su esposa.
- La señorita Cork, Felicity, me ha llevado a una tienda donde hacen estas cosas. – Dijo ella – quería impresionarte.
- Lo has conseguido – más tranquilo, se permitió sonreír. – y por ello me urge tenerte ahora. Arriba – apuntilló arrastrándola hacia el ascensor.

Antes de que su marido la cogiera casi en volandas. Sookie se despidió de Felicity con un “Hasta luego”. La pelirroja le devolvió el gesto y se giró hacia Mamaje.

- ¿Cómo te encuentras? – Preguntó
- Bien – repuso ella, todo lo convincente que pudo. – Wölf me ha tenido que abrir tu despacho para coger una factura. – repuso.
- De acuerdo – Felicity no le dio apenas importancia – voy allí, tengo que hacer unas cosas. Si necesitáis algo, podéis molestarme.
- De acuerdo.

Felicity se dirigió a su despacho y cerró la puerta. Se dirigió a la enorme Shiva que presidía una de las paredes y le extrajo el ojo. Dentro había una llave. La cogió y se dirigió a la librería. Apartó algunos libros y abrió un compartimiento totalmente camuflado. Allí, aparte de papeles y otras cosas, había una piedra. Aparentemente una simple piedra. Pero estaba extraída del corazón del gran lago de Glendalough; se la había regalado uno de los pocos druidas que quedaban. La tocó y enseguida notó como la energía pasaba a través de ella. Hasta el corazón de su preocupación, y esta desaparecía. Así como el miedo, el estrés y todas las sensaciones negativas.

Más reconfortada. Acarició la piedra unos instantes y retiró la mano. Cerró el compartimiento y colocó los libros. Por último volvió a poner la llave en el ojo de la Shiva y lo selló.

En ese momento, llamaron a la puerta. Y Felicity sintió el poder que había al otro lado.

15. La caída de Vadertini

16.


Se estaba haciendo de noche, e Ibiza despertaba de nuevo. Con ellos, los vampiros del hotel Sunshine. Y todos los demás.

Vadertini llevaba una hora haciendo pruebas con el termostato del Jacuzzi. Necesitaba una pieza que no sabía dónde estaba.

Entró en la recepción y le guiñó un ojo a Mamaje.

- Oye, preciosa, ¿Sabes si ha vuelto Felicity?
- No, todavía.
- Bien. ¿Podrías decirme dónde guardáis las cosas del Jacuzzi? ¿Las piezas de recambio?
- En la habitación de debajo de la piscina.
- Muchas gracias. Cuando acabes tu turno te invitaré a una copa. – y dicho eso se volvió a marchar.
Mamaje sonrió y volvió al ordenador. ¿Cuánto tardaría Lileath en aparecer? Tenía que ir al despacho de Felicity y buscar algo sobre su vida. Alguna foto, algún documento que poder darle a Dorian para que la dejara en paz.

Fuera, Vadertini se dirigió por el jardín hasta la zona de las piscinas. Aún no se habían encendido las luces pero apenas se veía ya nada. dedujo que serían cerca de las 6 y media de la tarde. Entró en la habitación, en la cual pese al clima de fuera, hacía bastante calor. Se remangó la camisa y miró a su alrededor.

Empezó a mirar en cajas de embalaje. Y encontró la que ponía “Jacuzzi”. La bajó al suelo y empezó a buscar dentro. De pronto, un aire frío le rozó la cara. Se levantó y miró a todos lados. Con la linterna apuntando a todos los rincones de la pequeña habitación.

“Una corriente” – se dijo y siguió buscando.

De pronto, por el rabillo del ojo vio una figura. Ya estaba empezando a mosquearse.

- ¿Hay alguien ahí? – cogió la llave inglesa que tenía en el cinturón de trabajo y la blandió amenazadoramente – no soy amigo de las bromas – gritó.

Pero nada se movió. Estaba sólo. Con las manos aún temblorosas volvió a rebuscar en la caja, pero sin perder de vista lo que lo rodeaba. Encontró la pieza. Y se apresuró a salir del recinto. Cerró la puerta y suspiró.

Acto seguido sonrió nerviosamente por sus “paranoias”. Pero la sonrisa se le congeló en el rostro. Cuando notó como alguien le daba un fuerte golpe en el cuello y empezaba a notar el cálido flujo de la sangre, bajándole por el pecho. Quiso gritar, pero sólo un gorgoteo ahogado salió de su boca. Fue resbalando hasta el suelo a medida que iba perdiendo la consciencia. Dejando escapar la vida.

Interior

Lileath apareció con su estilismo de los años 80.

- Buenos días… - Saludó. Mamaje se apartó con temor de ella.
- Hola… Oye… ¿Puedes quedarte aquí un momento tengo que ir a por unos papeles al archivo.
- Si claro

Y sin más demora, Mamaje salió al pasillo y se dirigió al despacho de Felicity. La puerta estaba cerrada.

- Mierda… - Murmuró. Y miro la cerradura evaluándola.
- ¿Necesitas ayuda? – Dio un respingo.
- Tengo que coger unas fichas del archivo. – contestó ella a Wölf. – Y Felicity no está.

El chico la sopesó con la mirada unos instantes. Luego sonrió

- Pues es tu día de suerte. Resulta que tengo una llave del despacho – Dijo y sacó una cosa del bolsillo.

Mamaje no preguntó por qué tenía una llave del despacho de la jefa. Wölf abrió la puerta.

- Cuando termines, cierra y dame la llave. Dile a Felicity que te he abierto yo si te la encuentras.
- Gracias.

Tras una reverencia, El chico desapareció. Mamaje se quedó flipando de lo fácil que había sido todo. Un súbdito escalofrío le recordó que tenía cosas que hacer. Entró y cerró la puerta. El despacho estaba impoluto. Pero con demasiadas estanterías. Muchos cajones con ¿Códigos de seguridad?.

“Que raro” Pensó

Intentó empezar por lo que tenía al alcance. Alguna carta, algún papel que le diera una pista para empezar a buscar.

Facturas, cartas del banco, reservas, “propaganda”… en definitiva NADA.

Se sentó en la silla y miró al vacío. De pronto, en su ángulo de visión apareció una figura que la hizo temblar de los pies a la cabeza.

- Veo que estás haciendo lo correcto. Aunque con un “poquito” de ayuda – Dorian se acercó a ella y le acarició el pelo casi con ternura.
- ¿Lo de Wölf has sido tú? Pues aquí no hay nada – Dijo ella con voz tensa.
- Si… si que hay pero muy escondido. – le acarició la clavícula con un dedo helado.
- ¿Y como me hago con ello? – Él la miró a los ojos.
- Paciencia… - de pronto su mano, que había empezado el descenso por su escote, se detuvo – será mejor que salgas de aquí. Tu jefa, está a punto de llegar…

Y sin saber cómo. Mamaje se vio tele-transportada al baño del bar. Estaba sola. Se apoyó en el mármol y empezó a sollozar.


domingo, 7 de marzo de 2010

14. Un Vestido para Sookie

15


Hotel Sunshine, Ibiza.

Pese a su estado, Mamaje aceptó la infusión de buena gana. Y se la fue tomando a pequeños sorbos. Mientras Felicity la observaba. Neftis había vuelto al bar con Wölf.

Algunos de los “humanos” del hotel, empezaban a bajar en busca de algo que comer. O información sobre qué hacer en la isla hasta que oscureciera.

Con lo cuál el hotel empezó con su actividad de un día normal de temporada alta, pero a las 4 de la tarde.

Vadertini entró en el hotel con unos vaqueros y una camisa Hawaiana. Saludó a Mamaje con un guiño y a Felicity con dos besos.

- ¿Necesitabas algo?
- Si, por favor. A ver si puedes arreglar lo del Jacuzzi exterior. Hace frío pero si mantenemos la temperatura caliente. Los clientes estarán encantados.
- Voy a ello, pues. – Dicho eso se dirigió al pasillo de servicio.
- ¡Gracias!

En ese momento bajó la rubia de la habitación nupcial con un vestido de manga francesa de color coral.
- Buenas tardes – Dijo y se dirigió a Felicity - ¿Podría hablar un momento con usted?
- Por supuesto señora Compton ¿La habitación está a su gusto?
- Si, Gracias - Sonrió Sookie – Mire, me gustaría hacerle un “regalo” especial a mi marido… ya me entiende. Y me preguntaba si podría decirme dónde comprar algo… Sexy.

Felicity sonrió.

- Conozco a la persona idónea. Es una de las mejores “modistas” de la isla. Puedo acompañarla si quiere.
- ¡Eso sería estupendo! Pero no quiero interferir en sus quehaceres. – La dueña negó sonriente.
- Que los clientes especiales estén a gusto es uno de mis quehaceres. Además me vendrá bien salir de aquí; ¡ah! Y puedes llamarme Felicity – Le tendió la mano y Sookie la tomó. Se la quedó mirando un momento y tras unos instantes dijo con sorpresa
- ¡Es genial! No te oigo…
- ¿Perdón?
- N… nada, puedes llamarme Sookie.
- Bien, dame un momento que coja las llaves del coche.

Y se dirigió al despacho.

Poco después, regresó la pelirroja y señaló un coche aparcado en la un reservado, que le iluminó con un “clic”.

- ¿La primera vez en España? – Preguntó Felicity mientras abría la puerta y entraba.
- Si, en realidad la primera vez fuera de Estados Unidos – Contestó
- Yo sólo he estado en Las Vegas, Los Ángeles y Nueva York. Vamos, típico de turistas.

Salieron del aparcamiento y Feli saludó a Vadertini que salía de la caseta de herramientas.

El hotel estaba ubicado entre la población de Sant Josep de Sa Talaia y Sant Antoni de Portmany. En la zona Noroeste de la isla. Y tuvieron que coger la “autovía” que las llevaría a la otra punta. A Eivissa (Ibiza) capital en apenas un cuarto de hora.

Durante el trayecto Sookie le contó parte de su historia de “amor” con el vampiro. Felicity no podía entender como aquella chica tan maja podía estar con un No muerto. Pero prefirió asentir. Exclamar algunos ¡Oh! ¡Que bonito! Y sonreír. Hasta que llegaron a la tienda de M. Isabel.

En aquella época era más fácil aparcar que en pleno verano. Aún así era un lugar muy concurrido.

La tienda estaba muy cerca de la llamada “Calle de la virgen”.

Felicity le abrió la puerta a rubia menuda. Era muy bajita comparada con la española. Sookie se lo agradeció y ambas entraron en un lugar dónde maniquíes vestían vestidos de tela blanca y negra. Típicos de la isla.

- ¡Qué bonitos! – Exclamó la americana.
- Son todos hechos a mano – Exclamó una voz que salió de detrás de una puerta.

Poco después apareció la “dueña”. Vestía un vestido gris de la misma tela que los expuestos. Vaporoso y de tirantes. Saludó con un par de besos a Felicity.

- ¡Cuánto tiempo!
- Pues sí, ambas hemos estado liadas. Veo que te resistes a dejar el verano. Te presento a Sookie Compton. Clienta del hotel.
- Encantada Sookie – Dijo M.Isabel regalándole también dos besos
- Igualmente – Contesto – Tienes unos diseños preciosos.
- Gracias. Espero que vengáis las dos para la presentación de la colección. ¿Hasta cuando te quedas Sookie?
- Creo que un par de semanas.
- ¡Perfecto! Y… ¿Qué os trae por aquí?
- Quería algo especial… Para esta noche… - M.Isabel le guiñó un ojo.
- Ah… ¿Para impresionar a un chico? – Sookie se ruborizó
- Si… A mi marido.
- Uhhh… genial. Pasa a la trastienda…

Felicity miró como el sol empezaba a ocultarse tras la fortaleza.

- Voy a hacer una cosa mientras estáis ahí – dijo.
- ¡Muy bien!
- No tardaré… - Y dicho eso, salió de la tienda y tomó la calle que subía al casco viejo.


13. El Sheriff y Wölf

14.

Hotel Sunshine, Ibiza.


- ¿Qué te ha pasado? – le preguntó Felicity a Mamaje.
- Nada, una mala noche – dijo ella evasiva
- Tal vez deberías de tomarte el día libre… - sugirió la pelirroja con gesto preocupado.
- No, a mí el trabajo me activa – Contestó la otra con una sonrisa. No quería volver a quedarse sola. Y sabía que en el hotel estaba a salvo, aunque no sabía si podría “cumplir” con lo que le habían mandado.


Felicity la miró. Era intuitiva y perceptiva. A veces, sin quererlo, escuchaba cosas que ella no estaba pensando. Pero era imposible que las estuvieran pensando los demás. Es imposible leer las mentes; a menos que fueras un vampiro. Hasta hacía unos años, también era inconcebible que los vampiros existieran. Y ahora ¡Estaban por todas partes!.

Dejó que Mamaje se pusiera a sus funciones, ya que percibía un rechazo a cualquier sugerencia sobre lo que tenía que hacer.

Se dirigió al bar y se acercó a la barra. Donde Wölf estaba limpiando vasos.

- Wölf, ¿Puedes prepararme un poleo-menta para Mamaje?

Cuando Wolf había aparecido en el hotel, un par de años antes, con esos imponentes ojos de color miel y ese cuerpo de jugador de Rugby pidiendo trabajo, Felicity se preguntó cómo podía existir un hombre así. Por desgracia, en aquellos momentos estaba saliendo con el gilipollas de Johan. Un alemán dueño de una inmobiliaria que lo que quería era “echarle mano” al hotel. Y, por desgracia, ella era muy fiel. Así que se quedó sin revolcón con Wolf. Pero ganó un gran amigo y un fiel empleado.

- ¿Qué le pasa? – preguntó él calentando agua.
- Mala noche.
- Ajá…
- Hablando de noches… ¿Qué pasó ayer? – aunque estaba de espaldas a ella, pudo “ver” la enorme sonrisa en su rostro.
- Ayer… ligué con una Pelirroja, ya sabes como me gustan… - Felicity arqueó una ceja.
- ¿Y?
- Me mordió
- ¡Por dios! Wolf ¿Dejaste que una vampira te mordiera?
- Me gustó… - dijo con una ligera sonrisa – y me dejo que le mordiera “otra cosa”

Puso la tisana delante de ella. Y le dedicó una sonrisa a su jefa.

- Ya sabes lo que me gustan las pelirrojas y morderlas – a Felicity le subió un escalofrío por la columna. Si no fuera su amigo ya le hubiera encerrado en el despacho y dejado que la mordiese todo lo que quisiera. Sacudió la cabeza.
- Será mejor que vaya a dejar esto en recepción.

Felicity salió con la taza caliente y Wölf volvió a limpiar la barra con una sonrisa de triunfo en su voz. Le encantaba sacarle los colores.

SPA PANDORA PANT, Sta Eularia.

Amanis se observaba las uñas. Estaba en el selecto SPA de Pandora Pant. Y después de aquella fiesta necesitaba mimarse. Todo había salido a la perfección. Sin embargo el “incidente” con el vampiro mafioso la había robado un poco de esa alegría. Suerte del moreno con aquellos ojazos y aquel porte aristocrático. Tenía que volver a verlo…

Mina Harker entró en la sala común de uva y se quitó el albornoz quedándose en tanga.

- Hola – Saludó a su amiga, y se estiró en la hamaca de su lado.
- Hola Mina ¿Cómo estás?
- Muy bien. He oído que la fiesta de ayer fue todo un éxito
- Sí, lo fue.
- Me alegro mucho.
- ¿Y tu negocio con las casas y los coches de alquiler qué?
- Muy bien. Al principio no quería vampiros ni en pintura. Pero ahora no discuten, pagan el precio. Y no escatiman en gastos para que la casa esté adaptada a sus gustos. – Sonrió
- Eso está bien – Amanis cogió la bebida que tenía al lado y echó un trago. – Por cierto, conocerás a todos los nuevos “inquilinos” de la isla ¿Verdad?
- Cierto – no era por nada pero el negocio de Mina era de los más prestigiosos de la isla. Y aparte conocía todo lo que se cocía.
- Bien. Quiero preguntarte por el “Sherif” – Mina bajó sus gafas de sol y la miró
- ¿Lo conoces? – sonrió burlonamente
- Ayer, en la fiesta – se olvidó de mencionar que salvó la vida de su primo Vadertini y la suya propia.
- Es guapo… no sé mucho de él. Tiene alquilada la casa de cala Salada. Es increíblemente caballeroso. Pero muy reservado.
- ¿Y tiene pareja? – Mina sonrió
- No, pero yo intenté “ligar” con él y no lo conseguí.
- A lo mejor es gay… - Dijo desilusionada Amanis.
- No lo creo, pero es de esos que le gustan “hacerse los duros”
- Como a nosotras nos gustan – Amanis sonrió y volvió a reposar su espalda en la hamaca pensando en el Sheriff.

miércoles, 3 de marzo de 2010

12. La desaparición de Mamaje

13.


Hotel Sunshine, Ibiza.


Arwen llegó y aparcó el coche en un hueco libre. Se había retrasado porque tenía que ir al bufete a recoger unos papeles que le hacían falta a Feli.

Entró en la recepción y vio a Neftis atendiendo una llamada

- ¿Reserva? ¿Días? ¿Habitación de “día” o de “noche”? - Neftis alzó la mirada y le señaló el bar. Arwen_77 le dio las gracias en silencio y se dirigió hacia allí.

Felicity estaba hablando con Mapycall. Entre ellas, los restos de un delicioso desayuno.

- Vaya… veo que no hemos perdido las buenas costumbres. – Dijo Arwen en forma de saludo. Las 12 del mediodía y aún desayunando.
- Me he levantado hace poco, ayer fue una noche movidita – se excusó la pelirroja.
- Y llevamos un buen rato charlando – corroboró Mapycall.
- ¿Qué tal la primera noche con huéspedes vampiros?
- Muy bien – dijo Mapycall - Se quejan menos de las habitaciones.
- Eso lo dirás por los que tú viste, que yo ayer tuve que cuadrar a uno en su sitio. ¡Venía de arrogante! – contestó Felicity recordando al rubio de dos metros que la había plantado cara.
- Uy, con lo tremenda que eres se habrá ido acongojado.

La dueña del hotel se levantó.

- Bueno, deberíamos de ir pasando al despacho. A tratar temas menos divertidos.


Cala Salada. Ibiza

Ash entró en el enorme salón, en el que las pesadas cortinas apenas dejaban entrar la luz del sol. Dejó la mochila y buscó a Aiden con la mirada.

- Estoy aquí – Dijo una voz suave pero firme. El dueño de la voz se levantó de una otomana y se dirigió al visitante.


Contra todo pronóstico, ambos se fundieron en un abrazo cómplice en el que hubo palmeos en la espalda.

- Me alegro de verte, amigo. – Dijo el rubio.
- Y yo también, ha pasado tiempo… ¿Cómo está tu padre?
- Jubilado en Katoteros. A veces pulula por Nueva Orleans pero poco.
- Viejo zorro – rió el moreno – Tu madre supo como “atrapar” a un “Dios”.
- Ya, y a mí me ha tocado comerme “ El marrón” de los Dark Hunters. Pero bueno… ¿Por cierto que sabemos del sujeto?
- Que está en la isla. Pero tenemos que actuar con calma. Es muy listo.
- Lo sé. Y todo apunta a que su compinche aterrizará de un momento a otro.
- Lo primordial ahora es proteger a la gente de aquí. Y meternos en los “negocios” frecuentados por vampiros. – Aiden sirvió un líquido ámbar en dos vasos. Y le pasó uno al chico que parecía mucho más joven de lo que de verdad era.
- ¿Qué tienes pensado?
- He lanzado una Opa hostil al hotel Sunshine. Una oferta que no podrán rechazar.
- ¿Por qué? – Ash bebió de su vaso.

Aiden sonrió enigmáticamente y volvió a sentarse.

Hotel Sunshine, Ibiza.

Felicity revisaba los papeles mientras escuchaba la perorata de Arwen_77. En un momento dado levantó la vista.

- NO – sentenció – No y ¡No! Este hotel, lo he construido con mucho esfuerzo. No permitiré que alguien externo me arrebate parte de él.
- No quiere arrebatártelo, solamente aportar parte de capital y participar un poco en el negocio.
- NO
- Escucha… - Dijo Mapycall – Entiendo que no quieras. Pero sería lo mejor. El hotel necesita dinero. La subvención no nos ha cubierto apenas nada. Y, por otro lado, es una autoridad en el mundo de los vampiros. La seguridad del hotel estará garantizada.
- NO QUIERO – Felicity hizo un mohín de desprecio – Aguanto que mi hotel esté lleno de chupasangres; de tener que haber cambiado un poco el estilo del hotel. De “tragar” con cruzarme con seres “no normales” por los pasillos. Pero de ahí a que uno de ellos entre en el negocio me opongo completamente. – Miró a Mapycall. – No te ofendas.
- No me ofendo – Estaba acostumbrada a esas reacciones en la gente. Y a Felicity le tenía mucho aprecio, sabía que había hecho un gran esfuerzo.
- Además te tengo a ti que eres una eminencia. – Puntualizó la pelirroja como si le hubiese leído la mente.
- Ya, pero soy humana. Y McKenna es de confianza… - Felicity levantó la mano y miró a Arwen_77
- No hay más que hablar, dile al señor McKenna que no hay acuerdo. Y ahora, voy a ver si ha venido Mamaje.

Salió del despacho. Arwen_77 y Mapycall se miraron.

- Bueno, no ha ido tan mal. Parece que eso es todo – La abogada empezó a meter papeles en su maletín.
- No estés tan segura – Canturreó Mapycall – Si Felicity tiene una horma del zapato. Ese es Aiden McKenna.


Fuera, en recepción, Neftis seguía sola. La jefa estaba enfadada y se notaba por el sonido de sus zapatos al caminar. Era ya mediodía.

- ¿No ha venido Mamaje? – Se extrañó – Voy a llamarla a ver si le ha pasado algo…

Pero antes de coger el teléfono. Apareció la chica con grandes ojeras y vestida con demasiada ropa.

- Siento haber llegado tarde – Dijo con un hilillo de voz – No he pasado buena noche.


viernes, 26 de febrero de 2010

11. Un griego en la isla

12.



Aeropuerto de Ibiza

Leonita llegó al coche y abrió el maletero.

- ¿Quieres meter esa bolsa ahí? – Le propuso a Ash.
- Prefiero llevarla conmigo si no te importa – Respondió el griego.
- Genial – Dijo ella, y cerró el compartimiento de un portazo.

Se subió al coche y puso la llave en el contacto mientras él se acomodaba el asiento del copiloto.

- ¿Tu primera vez en la isla? – Asher sonrió…
- Podría decirse que la primera en muchos años… - se recostó y pareció dar la conversación por finalizada.

Leonita encendió la radio. Era parco en palabras, y aunque tenía una curiosidad extrema por todo lo que rodeaba a ese hombre, se contuvo. Y cogió la carretera que llevaba a la parte norte de la isla.

Asher estaba pensado en todo lo que había pasado últimamente. La pelea con su padre, y la muerte de uno de sus mejores amigos a manos de un Hombre lobo. Al que venía a buscar y hacer justicia.

También se lo pasaría bien con las mujeres Ibicencas. Y la que tenía al lado, era un buen ejemplar. La miró de soslayo. Era muy atractiva con sus gafas oscuras y su pelo que parecía miel líquida. Pero todo requería su tiempo…




Puerto de Ibiza. Ibiza.

Era muy pronto, pero M.Isabel. Ya hacía horas que se había levantado. En su taller se ultimaban los detalles de su última colección. Era una reputada y famosa diseñadora de ropa ibicenca. Y poseía su propia Boutique en uno de la llamada “Milla verde” de la capital isleña. Sus diseños, famosos en el mundo entero, habían atraído a numerosos rostros conocidos. Incluso había diseñado algún traje de novia.

La colección de otoño que preparaba, era bastante especial. Ambientada en la nueva estética de la isla. Con algún guiño a los vampiros. Introduciendo rojos y negros; y algunos materiales más acorde con sus gustos. No le hacía gracia, pero tenía que “tragar” si quería estar a la “moda”.

En ese momento recibió una llamada. Cogió el teléfono.

-¿Si? – escuchó - ¿Cuándo? – escuchó – De acuerdo. Esta noche nos vemos pues.

Colgó y a punto estuvo de empezar a dar saltos por el taller. Increíble. Uno de los modelos más reputados del momento, había accedido a ser la imagen de su colección. “Flashvamp”. ¿Lo malo? Que pertenecía a “ esa especie” de la que no se fiaba mucho…


Hotel Sunshine, Ibiza.

Lileath hacía tiempo que se había marchado. Mamaje no había llegado todavía. Era lógico teniendo en cuenta que se había ido muy tarde la noche anterior. Así que Neftis se ocupaba de la recepción. A esas horas, era cuando más tranquila estaba. Felicity no había logrado dormir en toda la noche, y aunque eso le pasaría factura no era una persona que tuviera que dormir mucho.

- Mamaje no contesta – dijo Neftis por tercera vez.
- Que raro… - contestó Felicity – pero déjala. La llamaremos al mediodía. Estoy esperando a Arwen. Si viene por favor dile que voy a estar desayunando en el bar.
- Muy bien.


Neftis siguió leyendo su libro. Tranquilamente. Aquello estaba paradójicamente muerto a las 10 de la mañana…


Cala Salada, Ibiza.

Leonita aparcó en la entrada a una casa, que quedaba al pie de una montaña y muy cerca de la playa.

- Ya hemos llegado. – Él se apeó. Y miró la majestuosa casa que recordaba tan bien.
- Gracias.
- Leonita, Servicios de transporte para servirle – Dijo con voz amable pero monótona. Como siempre hacía cuando se despedía de los clientes. ¡Que rabia! Este había sido un encuentro demasiado efímero. Le hubiera gustado haber explorado esos músculos y esos labios carnosos… Y empezó a fantasear en el amparo de la intimidad de su mente.

Pero Ash lo estaba “escuchando” todo. Y le gustaba lo que estaba pensando aquella chica. ¡Que atrevida!. Así que se acercó a ella y con voz sugerente le dijo:

- Gracias a ti por traerme. Y espero que sea una de las muchas veces que nos veremos. Y tal vez más pronto de lo que crees haremos esos pensamientos realidad…

Leonita dio un respingo. Intentando descifrar las palabras que le había dedicado aquel “Adonis”. Era como… si le hubiera leído el pensamiento… Se puso roja hasta la raíz del pelo y se apresuró a meterse en el coche.

Cuando miró por el retrovisor… Él, había desaparecido.

martes, 23 de febrero de 2010

Personajes (5)





SHARDIN SANDINO (250 años. Aparenta 31. Vampiro Light italiano jefe de la mafia de la sangre.)

ASH PELOPONESO (¿?. Aparenta 25. Lider de los Scum Wash. Y de la policia internacional de seres sobrenaturales.)

LEONITA LEONI ( 27 años. Empresa de transportes y de alquiler de barcos de recreo)

10. Un nuevo día

11


La isla despertaba de nuevo tras la primera noche vampírica de muchas. El sol saludaba a los humanos y mandaba a dormir a los vampiros. Pese a ser un día de Otoño, el ambiente era agradable. Y Sam, miraba aquella maravilla desde su barco.

Samuel Malcolm, se había trasladado a la isla desde el corazón de los Estados Unidos. Necesitaba cambiar de aires e Ibiza le ofrecía todo lo que ansiaba. Paz, tranquilidad, y el sosiego de no tener que dar explicaciones a nadie. Sabía de los vampiros, él había convivido mucho tiempo con ellos. Pero esperaba ser respetado y respetar a cambio.

Miró a ambos lados, a la mar tranquila. Y con un impulso, se tiró al agua. En cuanto esta lamió su piel notó que sus músculos vibraban, relucían y se transformaban.

Dónde antes había un hombre, ahora, un delfín surcaba las olas en busca de sol.


Aeropuerto de Ibiza.

Leonita miraba el reloj con insistencia. Se moría de sueño pese a los cafés que había tomado. Entre el último encargo de ayer y el primero de hoy habían pasado apenas 6 horas. El cartelito se le resbalaba de las manos. Tendría que contratar a otro “chofer”.

En ese momento, las puertas de llegadas se abrieron. Y el primero que salió fue un tio de dos metros (Mínimo) Rubio, con los ojos color oro líquido. Y labios gruesos y carnosos. Sólo llevaba una mochila de cuero negro. Parecía el Primo tío bueno y no drogadicto de Pocholo. Él, miró el cartel que portaba en las manos, y subió su mirada hasta los ojos oscuros de Leonita. Sonrío; bueno, en realidad torció la boca seductoramente.

“ Madre mía, si este parece un dios griego sacado de las novelas de la Kenyon” Pensó ella.

Y a medida que él se iba acercando. Su sombra se proyecta encima de Leonita. Imponente.

- Hola – Saludó él en un correcto español con un deje exótico.
- Eh… - El chico señaló al papel que estaba a punto de caer.
- Soy yo, Asher Peloponeso. Puedes llamarme Ash.
- ¡Bienvenido!… a… ¿La isla? – Leonita, pasó por todos los estados emocionales en un momento. Ash estaba acostumbrado a eso. Así que se limitó a asentir y dejó que ella le guiara hasta el coche.




Sta Eularia des Rius, Ibiza.

Arwen_77 salió a tomarse su zumo a la terraza de su casa orientada al mar. Estaba situada en una lujosa urbanización cercana a “Cala Llonga”. Aún tenía unos minutos antes de ir a ver a su amiga Felicity. Tenían que hablar de una serie de temas legales referentes al hotel.

A ella los vampiros no le llamaban la atención. Pero, como a todos, le producían curiosidad. A lo lejos, vislumbró que un delfín saltaba entre las olas. Le encantaban esos animalejos. Se relajó en la silla mientras el delfín seguía encantado haciendo piruetas entre las Olas.

Ibiza, despertaba. Los vampiros dormían. Pero había muchísimos más seres interesantes que, llamados por la exoticidad de la isla, poblaban sus 500 Km2.

sábado, 20 de febrero de 2010

9. Shardin

10.

Hotel Sunshine, Ibiza.


Los nuevos clientes, eran una pareja mixta. Una rubia menuda, y un hombre moreno que parecía bastante mayor para ella.

- Buenas noches. Bienvenidos al Sunshine. – Saludó Felicity. De fondo, se escuchaba una música muy suave, de la isla.
- Hola, ¡Esto es genial! ¡Qué bonito! ¿Y esa música? – la rubia estaba encantada, sólo le faltaba pegar saltos. Sin embargo su acompañante estaba serio y miraba a Felicity con una cara extraña.
- Muchas gracias, esta música es de “ El café del mar” aunque la cantante es canadiense. ¿Tenían reserva?
- Si, - esta vez fue el moreno quién habló – Señor y señora Compton.

Felicity trasteó en el ordenador.

- ¡Vosotros sois los recién casados! – Dijo.
- Si – la rubia volvió a sonreír y le enseñó el anillo – Bill y Sookie. Nos casamos hace un mes
- Felicity, y ¡Felicidades! La suite estará preparada en breves instantes. Pueden pasar al bar a por una copa de champagne; invita la casa.
- Muchas gracias.

Antes de irse, Bill miró a la pelirroja y esta sintió un escalofrío de inquietud.


Discoteca Pacha, Ibiza.

Amanis miró a la mole que tenía delante.

- Bonita fiesta… - dijo él con una voz ronca y profunda.
- Gracias… - Amanis sabía que no tenía que mirarlo a los ojos, así que desvió la mirada a su hombro izquierdo.
- Permítame que me presente: Shardin Sandino. Magnate italiano. Y encantado de conocerte.

Ella observó como miraba su cuello, sin disimular. Se quedó pálida.

- Debo de… irme – Dijo ella. Shardin se acercó más.
- ¿Por qué tan deprisa? Me gustaría mucho pasar más tiempo contigo. – El corazón de Amanis se desbocó.
- Tal vez en otra ocasión… - Dijo sin voz. Estaba aterrada.
- Podríamos hacer un trato. Tu me das algo que yo quiero y yo a cambio te doy algo que tu seguro que quieres – apretó la entrepierna a ella. Y pese a que Amanis hubiera dado lo que fuera por un hombre como ese. Estaba aterrada y no le inspiraba confianza.
- No…
- ¡Eh, usted! – Vardetini entró en la habitación. – apártese de ella. ¿No ve que no quiere?

Shardin, enfadado por la intervención. Soltó a su presa lo justo para que ella se escabullera. Se acercó al Dj y lo agarró por el cuello.

- ¡Tú! ¿Quién te crees que eres? – El chico se retorció.
- Ella, no quería. – dijo con voz ahogada.
- ¿Y tu quieres morir? – Shardin rió, sacando los colmillos.


Cuando estaba a punto de hincarlos en la carótida de su presa. Una voz lo detuvo.

- ¡Alto! – Fastidiado por la nueva intromisión. Miró al que había hablado. Era vampiro, sin duda, Corpulento. Con el pelo oscuro y los ojos claros. Frío. Vestía de negro y su autoridad era patente.
- ¿Quién coño eres? – gruñó Shardin.
- Soy el Sheriff de esta área. Y no toleraré que mates a nadie.

El italiano, soltó a su segunda presa de la noche. Con fastidio. Sabía que no debía enfrentarse al Sherif. No era bueno para sus negocios en la isla. Así que levantó las manos y dijo.

- Lo siento. No volverá a pasar – Aunque en el interior de su cabeza, Shardin tenía otros planes…

jueves, 18 de febrero de 2010

8. Fin de fiesta

Hotel Sunshine, Ibiza.

Los tacones de Felicity repiqueteaban por el pasillo. Lileath apenas conocía a su jefa pero algo le decía que estaba cabreada. El trío formado por Eric, Clover y Jacob esperaban junto a sus maletas. El Sherif vampiro estaba tamborileando con los dedos en el mostrador cuando la humana pelirroja apareció. Se hizo el silencio por unos instantes. A Felicity le subió un escalofrío. No era el primer vampiro que había visto en su vida, pero este era inquietante, sin embargo, no se dejó amedrentar.

- ¿Qué desean los señores? – su voz era modulada pero dura. Eric se la quedó mirando por unos instantes.
- Queremos la habitación – Contestó con una voz suave pero que no admitía réplicas.
- Hasta de aquí a dos horas no estará disponible – Contestó ella manteniéndole la mirada.
- La queremos AHORA – y fijó sus ojos en los de ella. Tras unos instantes de duda Felicity sonrió.
- Ahora mismo… No puede ser… - Lileath se quedó helada. Al igual que Clover y Jacob. Aquella humana no había sucumbido al hipnotismo de un vampiro de 1000 años. Hasta la sonrisa de Eric se congeló, sin entender por qué no funcionaba. – Sin embargo, - Continuó ella como si tal cosa y con la misma sonrisa – si pasan a nuestro Bar nocturno les invitaremos a un copa, por las molestias.

Jacob y Clover aguantaron la respiración. Sabían que a su jefe no se le podía chantajear con unas copas y una sonrisa. Se mascaba la tragedia.

- De acuerdo – para sorpresa de todos. Eric asintió, se volvió y se dirigió al bar. - ¡Vamos! – animó a sus dos acompañantes – Espero, por su propio bien, que sean dos horas justas, señorita…
- Cork… - respondió Felicity tan tranquila.

Cuando hubieron desaparecido por las puertas negras. Relajó el semblante.

- Lileath, Créeme si te digo que esto es lo que más odio de todo esto de estar de cara al público: Las agujetas que tienes en la comisura de los labios de tanto intentar sonreír.

La vampira asintió, aún sin creerse lo que acababa de pasar.

La puerta del hotel volvió a abrirse. Nuevos clientes.

Discoteca Pacha, Ibiza.

• Se recomienda escuchar esta canción para esta parte, No entera que os puede rallar :P

[youtube]http://www.youtube.com/watch?v=RBVK_aDUfgs[/youtube]

La fiesta estaba en su apogeo, y parecía que la masa de cabezas se lo estaba pasando bien. Amanis se había quedado apartada en una sala desde la que se veía todo. De vez en cuando se pasaba por el reservado para saludar y hacer uso de sus dotes sociales. Tratar con personas era bastante parecido a hacerlo con vampiros. Además, los pocos VIP que había, solían ser vampiros muy poderosos y bastante educados.

Excepto él. Amanis no sabía a ciencia cierta si aquel morenazo de metro noventa era en realidad un vampiro. Estaba bastante “moreno”. Y no le quitaba los ojos de encima.

En ese momento Dj Vardertini empezó a mezclar una de sus canciones estrella. La que estaba preparada para el momento cumbre de la noche. Se giró de espaldas a aquel extraño espécimen y se dispuso a contemplar el espectáculo.

La gente empezó a saltar y a contornearse llevados por la música. Dj Vadertini acompañaba los golpes con la cabeza. En un momento dado, levantó la cabeza y sonrió en dirección a ella. Era la hora.

De unos aspersores del techo, empezó a caer una mezcla de Sangre sintética y agua. Lo que hizo que los vampiros se revolucionaran y extendieras sus cabezas con las bocas abiertas y los colmillos a la vista. Bebiendo de aquella guarrería, en opinión de Amanis. Pero lo había conseguido… la fiesta estaba siendo todo un éxito.

Se giró satisfecha, y se topó con otra sonrisa. Esta, más peligrosa.

miércoles, 17 de febrero de 2010

Relación de personajes 1


Aquí os dejo lo que os prometí. La relación de personajes :)
Al menos los que han aparecido hasta ahora.
Espero que os ayude a seguir más la trama.
Saludines!
Sari

martes, 16 de febrero de 2010

7. Primeros sustos

8.

Felicity estaba en la torre oeste del hotel. La que le servía de pequeño apartamento aunque ella tenía una casa en otra parte de la isla. No dormía cuando el teléfono sonó insistentemente. Lo cogió al tercer timbrazo.

- ¿Si? – Escuchó al otro lado de la línea mientras su ceño se iba frunciendo. – Ahora voy. –Suspiró y colgó, ¡Lo que le faltaba! Un vampiro exigente…

Se levantó y su mala leche iba creciendo proporcionalmente al tiempo que dedicó para vestirse.


En un lugar de la isla, cerca del mar.

A Mamaje le castañeaban los dientes. No había visto a su agresor, ya que se había desmayado. Cuando despertó, estaba en una habitación grande y amueblada de manera funcional. Se envolvió en la manta que tenía echada e intentó poner sus pensamientos en orden.

En ese momento se abrió una puerta y entró un hombre alto, rubio, con los ojos azules y un cuerpo de escándalo. Seguro que era su agresor.

Con gesto grave se sentó a distancia prudencial de ella. Y fue Mamaje quién abrió la batalla verbal.

- ¿Quién eres? ¿Y que quieres de mí? – él sonrió. No le habían dicho que “el encargo” iba a ser tan voluptuosa y extremadamente apetecible… pero no era su comida. Su jefe, había sido claro.

- No importa quién soy, sino qué quiero de ti – su mirada recorrió la figura de la chica, lo que hizo que Mamaje se sintiera desnuda debajo de su protección

- ¿Y qué quieres de mí?
- Información… - dijo acercándose a ella. Y haciendo que Mamaje retrocediera quedándose pegada a la pared.
- ¿Qué información?
- Sobre tu jefa…
- ¿Felicity? – Preguntó ella extrañada.
- Ajá…
- ¿Qué quieres saber de ella?
- Todo, Dónde vive, que aficiones tiene, su vida…
- Pues vas listo, porque es bastante celosa de su intimidad. – Dorian se acercó a la cama y se sentó a una distancia prudencial. Mamaje quería fundirse con la pared.
- Por eso te voy a encargar que la vigiles, que busques es su vida y que me pases información.

A Mamaje le subió un escalofrío cuando la mano helada de él se coló por debajo de la manta hasta su pierna. ¿Qué había hecho Felicity para que la estuviera buscando la mafia? Intentó ganar tiempo para hacerse la valiente.

- ¿Y para qué quieres saber esas cosas? – La sonrisa de Dorian era ronca.
- Yo no, mi jefe está muy interesado…
- ¿Y quién es tu jefe? – se envalentonó.
- Eso no te importa, tú sólo limítate a obedecer.
- ¿Y si no quiero? – Esta vez, el rubio se acercó hasta apenas unos centímetros de ella. Y con un ligero movimiento dejó sus colmillos al descubierto.
- Si no quieres… espero que estés tan sabrosa como aparentas.

Mamaje se quedó helada y aterrada tan cerca de aquel asesino. Se tapó la cara con la manta y empezó a sollozar.

Personajes (4)





CLOVER ROSE (84 años. Aparenta 27. Vampiro. Escocesa trabaja para Eric)

WÖLF GANG ( 32 Años. Barman del Sunshine y… ¿Hombre Lobo?

ARWEN ZEN (32 años. Abogada)

SAMUEL MALCOLM ( 36 años. Americano afincado en un barco en Ibiza)

6. Te voy a pedir un favor...

Hotel Sunshine, Ibiza.

Mamaje observaba a su compañera , Lileath se desenvolvía con bastante rapidez por la recepción. Además, estaba cansada de estar casi todo el día allí.

- Veo que te has hecho perfectamente con esto. Así que te dejo y me voy que estoy cansada.
- Muy bien – respondió la otra con una sonrisa – descansa que llevas todo el día aquí. Llevo 60 años organizando cosas, y algunos hoteles en Suecia.
- ¡Hija mía! ¡Te conservas muy bien! – dijo Mamaje - ¿A qué edad…?
- A los 22, así que llevo 60 años con 22 – Rió la rubia.
- ¿Y cómo pasó? – A Lileath le tembló un poco la sonrisa. En ese momento apareció un chico castaño con mirada profunda. Lo que rompió la conversación Lileath se dispuso a atenderle dejando a Mamaje con la intriga.
- Hola – Saludó el chico en un español afrancesado.
- Bienvenido al Sunshine ¿Tiene reserva?
- Si, tres habitaciones a nombre de Eric Northman – los dedos de la vampira volaron por el teclado.
- Si, ¡Aquí está! La habitación estará lista en un par de horas. Tres habitaciones “De Día”. Pueden esperar en el Bar o en los distintos salones. – Jacob levantó un poco la comisura derecha del labio superior.
- ¿No podemos tener las habitaciones ya? – pensaba en la gracia que le iba a hacer a Eric, que se había quedado fuera hablando con la conductora que los había traído.
- Lo siento, las habitaciones aún no están preparadas… - Clover apareció de la nada con algo de sangre en la comisura de los labios.
- Lo siento… es que he tenido un “enamoramiento instantáneo” – Jacob la miró
- Tu y tus enamoramientos instantáneos…¿Quién ha sido esta vez?
- Un Alemán… del bar. Le he dejado enamoradito. Creo que tendré suministro para toda la estancia.

El vikingo, de casi dos metros de altura, entró en la recepción. Dejando a los que habían allí, humanos y vampiros, con la boca abierta.

- ¿Todo bien, Jacob, Clover? – Jacob negó.
- No tendrán las habitaciones listas hasta de aquí a un par de horas. – Eric se acercó a la recepcionista.
- Necesitamos las habitaciones ya – dijo con esa voz melosa que en realidad significaba… ¡YA!
- Lo siento – dijo Lileath- no están listas…
- ¿Quién es el responsable?
- La dirección.
- Quiero hablar con la dirección
- No se encuentra en estos momentos… - Eric miró a la “joven” vampira.
- No sabes quién soy y qué hago aquí. Así que QUIERO QUE MUEVAS TU BONITO CULO BLANCO Y VAYAS A BUSCARLA DE INMEDIATO. ¿Está claro?

Algo entendió Lileath en aquellas palabras, que hizo que cogiera el teléfono rápidamente. A Felicity no le iba a gustar que la despertaran…

Aparcamiento, Hotel Sunshine, Ibiza.

Mamaje se apresuraba por el aparcamiento de gravilla y palmeras hasta su coche. Estaba exhausta, y tenía ganas de llegar al apartamento que compartía con su amiga Amanis.
Llegó al “Mini” y se puso a buscar las llaves dentro del bolso… en ese momento. Una mano le tapó la boca, y otra… la cogió por la cintura.

- No te haré daño, pero tienes que hacerme un favor – dijo una voz gélida y susurrante, en su oído.


5. Americanos en Ibiza

6.


Discoteca Pacha, Ibiza: 11:59 P.M

Quedaba un minuto para que la discoteca abriera sus puertas. Por lo que le habían dicho a Amanis, a través del comunicador, que había muchísimas personas; vampiros y humanos. Ella se paseaba por la sala VIP. Tenía que atender a los que allí se congregaran y observar la pista central desde las alturas. Se asomó al balcón interior y miró la pista vacía. Segundos después, vio como las primeras cabezas entraban en la pista. Se desplazó sigilosamente hacia la estancia contigua.

Aeropuerto de Ibiza, Sala de equipajes.

- Sabía que tenía que haber una segunda parte en este regalo – susurró Bill Compton a Sookie.

Eric lo había escuchado, miró a través de la cinta e hizo una mueca que bien podía parecer una sonrisa.

- Bill, Eric lo hizo con toda la buena intención. Hace un mes, no sabía que tendría que venir a la isla por temas de trabajo. – le contestó Sookie. – Además es nuestra luna de miel, tampoco tendremos que verlo si no queremos.

Bill optó por callarse, aunque sabía que nada había sido casual. No con el vikingo.

Las maletas empezaron a salir. Y curiosamente las primeras que salieron fueron las de Eric y sus acompañantes: Clover y Jacob. El chico las recogió sin esfuerzo y las depositó a los pies de su jefe.

Eric asió su mochila, se la pasó por el hombro y antes de dirigirse a la salida, se acercó al matrimonio.

- Nos vemos en el hotel… - susurró con esa sonrisa que hacía que a Bill le salieran los colmillos. Apretó los labios.
- Hasta luego, Eric – fue Sookie quién contestó – espero que no tarden mucho en salir las nuestras.

Por supuesto, su marido sabía que iban a salir las últimas…

Aeropuerto de Ibiza, sala de llegadas.

Leonita estaba enfadada. ¡MUY ENFADADA! El conductor que tenía que ir a buscar a los clientes al aeropuerto, se había puesto malo esa misma noche. Y le tocaba a ella ir a recogerlos. Era lo malo de ser jefa, que cuando no había nadie, le tocaba pringar a ella.

Tenía que recoger a 3 personas y llevarlas al Sunshine. Y al día siguiente, a eso de las 9, tenía que ir a buscar a un griego y llevarlo al puerto dónde había alquilado uno de los barcos de Leonita.

Las puertas se abrieron y aparecieron tres figuras, vestidas de cuero negro. Dos hombres y una mujer. Leonita enseguida supo que ellos eran sus clientes.

domingo, 14 de febrero de 2010

Personajes (3)





Vadertini 28 Años. DJ

Amanis Cullen (27 años. Organizadora de eventos y relaciones públicas)

LILEATH DÄNSKIN (40 años. Aparenta 20. Recepcionista vampiro. Vampiro joven con estética de los 80. que fue cuando se convirtió)

MINA HARKER ( 28 Años. Agente inmobiliaria y de alquiler de vehículos)

4. Empieza la fiesta

Discoteca Pacha, Ibiza. 1 mes después


Aquella noche era la gran noche. Amanis había trabajado duro para ello. Era la primera fiesta vampírica que se iba a hacer en la discoteca, y como relaciones públicas del local se la jugaba. Todo estaba preparado para recibir a los vampiros en la isla con una fiesta que no podrían olvidar.

Las luces se iban apagando a medida que se iban iluminando grandes neones de colores. El rojo imperaba, además, la noche iba a culminar en un baño de “sangre”.

Amanis se acercó al Dj.

- Vadertini, ¿Sabes ya que música tienes que poner y en que momento? – El chico le guiñó un ojo.
- Todo saldrá bien, tranquila. Tus vampiros estarán contentos con este recibimiento en la isla.


Esa misma noche, en el Hotel Sunshine.

El primer hotel acondicionado para vampiro de Ibiza, abría sus puertas. Felicity creía que no iba a haber reservas pero iban a estar llenos las próximas semanas. Vampiros de todas partes del mundo se habían interesado en la pequeña isla mediterránea. El resto de las habitaciones, estaban ocupadas por acompañantes humanos o simples admiradores vampiros.

La directora del hotel estaba en su despacho hecha un manojo de nervios. Gracias a Mapycall, había conseguido tener todo listo y preparado en poco tiempo. Además había conocido un poco más a la que iba a ser su clientela. Aunque seguía sin inspirarle mucha confianza. Y le daban pena aquellos que se exponían a ser simples mascotas y alimento de primera. Pero mientras con ella no se metiera, respetaba las locuras de los demás. Su amiga Alice Brandon estaba que no salía en sí de gozo. Su tienda se había llenado de gente y lo que empezó siendo una frikada se había convertido en todo un establecimiento de primera necesidad vampírica. Y gracias a ella, el hotel sería suministrado con “Tru blood” y demás accesorios vampíricos. Las velas con olor a sangre o los “Blood cakes” eran lo último. Y ya no hablemos de cortinas y accesorios varios de las habitaciones. También Mina Harker, que se frotaba las manos con los alquileres de casa y coches que iba a hacer.

Llamaron a la puerta tan suavemente que las 4 se sobresaltaron.

- Tranquilas, será la nueva recepcionista del hotel – las tranquilizó Felicity. Y fue a abrir.

En efecto, tras Mamaje que entró en primer lugar, pasó otra chica mirando el despacho y el ventanal, estaba mortalmente pálida.

- Hola – La saludó Felicity – Soy la dueña – Aquí te presento a Alice Brandon, la dueña del “Vamp”; Mapycall de la liga pro derecho de los vampiros y integración; Y Mina Harker, agente inmobiliaria y de alquiler de vehículos.
- Hola – Dijo la recién llegada, haciéndose con el lugar y desatando su encanto – Soy Lileath.

Alice se levantó como un resorte a estrecharle la fría mano.

- ¡Genial! ¡Has contratado a una vampira! – Felicity y Mapycall se miraron. Ambas sabían de quién había sido la idea.