Nos vemos en Ibiza

Nos vemos en Ibiza
todos tenemos un pasado

domingo, 7 de marzo de 2010

13. El Sheriff y Wölf

14.

Hotel Sunshine, Ibiza.


- ¿Qué te ha pasado? – le preguntó Felicity a Mamaje.
- Nada, una mala noche – dijo ella evasiva
- Tal vez deberías de tomarte el día libre… - sugirió la pelirroja con gesto preocupado.
- No, a mí el trabajo me activa – Contestó la otra con una sonrisa. No quería volver a quedarse sola. Y sabía que en el hotel estaba a salvo, aunque no sabía si podría “cumplir” con lo que le habían mandado.


Felicity la miró. Era intuitiva y perceptiva. A veces, sin quererlo, escuchaba cosas que ella no estaba pensando. Pero era imposible que las estuvieran pensando los demás. Es imposible leer las mentes; a menos que fueras un vampiro. Hasta hacía unos años, también era inconcebible que los vampiros existieran. Y ahora ¡Estaban por todas partes!.

Dejó que Mamaje se pusiera a sus funciones, ya que percibía un rechazo a cualquier sugerencia sobre lo que tenía que hacer.

Se dirigió al bar y se acercó a la barra. Donde Wölf estaba limpiando vasos.

- Wölf, ¿Puedes prepararme un poleo-menta para Mamaje?

Cuando Wolf había aparecido en el hotel, un par de años antes, con esos imponentes ojos de color miel y ese cuerpo de jugador de Rugby pidiendo trabajo, Felicity se preguntó cómo podía existir un hombre así. Por desgracia, en aquellos momentos estaba saliendo con el gilipollas de Johan. Un alemán dueño de una inmobiliaria que lo que quería era “echarle mano” al hotel. Y, por desgracia, ella era muy fiel. Así que se quedó sin revolcón con Wolf. Pero ganó un gran amigo y un fiel empleado.

- ¿Qué le pasa? – preguntó él calentando agua.
- Mala noche.
- Ajá…
- Hablando de noches… ¿Qué pasó ayer? – aunque estaba de espaldas a ella, pudo “ver” la enorme sonrisa en su rostro.
- Ayer… ligué con una Pelirroja, ya sabes como me gustan… - Felicity arqueó una ceja.
- ¿Y?
- Me mordió
- ¡Por dios! Wolf ¿Dejaste que una vampira te mordiera?
- Me gustó… - dijo con una ligera sonrisa – y me dejo que le mordiera “otra cosa”

Puso la tisana delante de ella. Y le dedicó una sonrisa a su jefa.

- Ya sabes lo que me gustan las pelirrojas y morderlas – a Felicity le subió un escalofrío por la columna. Si no fuera su amigo ya le hubiera encerrado en el despacho y dejado que la mordiese todo lo que quisiera. Sacudió la cabeza.
- Será mejor que vaya a dejar esto en recepción.

Felicity salió con la taza caliente y Wölf volvió a limpiar la barra con una sonrisa de triunfo en su voz. Le encantaba sacarle los colores.

SPA PANDORA PANT, Sta Eularia.

Amanis se observaba las uñas. Estaba en el selecto SPA de Pandora Pant. Y después de aquella fiesta necesitaba mimarse. Todo había salido a la perfección. Sin embargo el “incidente” con el vampiro mafioso la había robado un poco de esa alegría. Suerte del moreno con aquellos ojazos y aquel porte aristocrático. Tenía que volver a verlo…

Mina Harker entró en la sala común de uva y se quitó el albornoz quedándose en tanga.

- Hola – Saludó a su amiga, y se estiró en la hamaca de su lado.
- Hola Mina ¿Cómo estás?
- Muy bien. He oído que la fiesta de ayer fue todo un éxito
- Sí, lo fue.
- Me alegro mucho.
- ¿Y tu negocio con las casas y los coches de alquiler qué?
- Muy bien. Al principio no quería vampiros ni en pintura. Pero ahora no discuten, pagan el precio. Y no escatiman en gastos para que la casa esté adaptada a sus gustos. – Sonrió
- Eso está bien – Amanis cogió la bebida que tenía al lado y echó un trago. – Por cierto, conocerás a todos los nuevos “inquilinos” de la isla ¿Verdad?
- Cierto – no era por nada pero el negocio de Mina era de los más prestigiosos de la isla. Y aparte conocía todo lo que se cocía.
- Bien. Quiero preguntarte por el “Sherif” – Mina bajó sus gafas de sol y la miró
- ¿Lo conoces? – sonrió burlonamente
- Ayer, en la fiesta – se olvidó de mencionar que salvó la vida de su primo Vadertini y la suya propia.
- Es guapo… no sé mucho de él. Tiene alquilada la casa de cala Salada. Es increíblemente caballeroso. Pero muy reservado.
- ¿Y tiene pareja? – Mina sonrió
- No, pero yo intenté “ligar” con él y no lo conseguí.
- A lo mejor es gay… - Dijo desilusionada Amanis.
- No lo creo, pero es de esos que le gustan “hacerse los duros”
- Como a nosotras nos gustan – Amanis sonrió y volvió a reposar su espalda en la hamaca pensando en el Sheriff.

No hay comentarios:

Publicar un comentario