Nos vemos en Ibiza

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viernes, 26 de febrero de 2010

11. Un griego en la isla

12.



Aeropuerto de Ibiza

Leonita llegó al coche y abrió el maletero.

- ¿Quieres meter esa bolsa ahí? – Le propuso a Ash.
- Prefiero llevarla conmigo si no te importa – Respondió el griego.
- Genial – Dijo ella, y cerró el compartimiento de un portazo.

Se subió al coche y puso la llave en el contacto mientras él se acomodaba el asiento del copiloto.

- ¿Tu primera vez en la isla? – Asher sonrió…
- Podría decirse que la primera en muchos años… - se recostó y pareció dar la conversación por finalizada.

Leonita encendió la radio. Era parco en palabras, y aunque tenía una curiosidad extrema por todo lo que rodeaba a ese hombre, se contuvo. Y cogió la carretera que llevaba a la parte norte de la isla.

Asher estaba pensado en todo lo que había pasado últimamente. La pelea con su padre, y la muerte de uno de sus mejores amigos a manos de un Hombre lobo. Al que venía a buscar y hacer justicia.

También se lo pasaría bien con las mujeres Ibicencas. Y la que tenía al lado, era un buen ejemplar. La miró de soslayo. Era muy atractiva con sus gafas oscuras y su pelo que parecía miel líquida. Pero todo requería su tiempo…




Puerto de Ibiza. Ibiza.

Era muy pronto, pero M.Isabel. Ya hacía horas que se había levantado. En su taller se ultimaban los detalles de su última colección. Era una reputada y famosa diseñadora de ropa ibicenca. Y poseía su propia Boutique en uno de la llamada “Milla verde” de la capital isleña. Sus diseños, famosos en el mundo entero, habían atraído a numerosos rostros conocidos. Incluso había diseñado algún traje de novia.

La colección de otoño que preparaba, era bastante especial. Ambientada en la nueva estética de la isla. Con algún guiño a los vampiros. Introduciendo rojos y negros; y algunos materiales más acorde con sus gustos. No le hacía gracia, pero tenía que “tragar” si quería estar a la “moda”.

En ese momento recibió una llamada. Cogió el teléfono.

-¿Si? – escuchó - ¿Cuándo? – escuchó – De acuerdo. Esta noche nos vemos pues.

Colgó y a punto estuvo de empezar a dar saltos por el taller. Increíble. Uno de los modelos más reputados del momento, había accedido a ser la imagen de su colección. “Flashvamp”. ¿Lo malo? Que pertenecía a “ esa especie” de la que no se fiaba mucho…


Hotel Sunshine, Ibiza.

Lileath hacía tiempo que se había marchado. Mamaje no había llegado todavía. Era lógico teniendo en cuenta que se había ido muy tarde la noche anterior. Así que Neftis se ocupaba de la recepción. A esas horas, era cuando más tranquila estaba. Felicity no había logrado dormir en toda la noche, y aunque eso le pasaría factura no era una persona que tuviera que dormir mucho.

- Mamaje no contesta – dijo Neftis por tercera vez.
- Que raro… - contestó Felicity – pero déjala. La llamaremos al mediodía. Estoy esperando a Arwen. Si viene por favor dile que voy a estar desayunando en el bar.
- Muy bien.


Neftis siguió leyendo su libro. Tranquilamente. Aquello estaba paradójicamente muerto a las 10 de la mañana…


Cala Salada, Ibiza.

Leonita aparcó en la entrada a una casa, que quedaba al pie de una montaña y muy cerca de la playa.

- Ya hemos llegado. – Él se apeó. Y miró la majestuosa casa que recordaba tan bien.
- Gracias.
- Leonita, Servicios de transporte para servirle – Dijo con voz amable pero monótona. Como siempre hacía cuando se despedía de los clientes. ¡Que rabia! Este había sido un encuentro demasiado efímero. Le hubiera gustado haber explorado esos músculos y esos labios carnosos… Y empezó a fantasear en el amparo de la intimidad de su mente.

Pero Ash lo estaba “escuchando” todo. Y le gustaba lo que estaba pensando aquella chica. ¡Que atrevida!. Así que se acercó a ella y con voz sugerente le dijo:

- Gracias a ti por traerme. Y espero que sea una de las muchas veces que nos veremos. Y tal vez más pronto de lo que crees haremos esos pensamientos realidad…

Leonita dio un respingo. Intentando descifrar las palabras que le había dedicado aquel “Adonis”. Era como… si le hubiera leído el pensamiento… Se puso roja hasta la raíz del pelo y se apresuró a meterse en el coche.

Cuando miró por el retrovisor… Él, había desaparecido.

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