10.
Hotel Sunshine, Ibiza.
Los nuevos clientes, eran una pareja mixta. Una rubia menuda, y un hombre moreno que parecía bastante mayor para ella.
- Buenas noches. Bienvenidos al Sunshine. – Saludó Felicity. De fondo, se escuchaba una música muy suave, de la isla.
- Hola, ¡Esto es genial! ¡Qué bonito! ¿Y esa música? – la rubia estaba encantada, sólo le faltaba pegar saltos. Sin embargo su acompañante estaba serio y miraba a Felicity con una cara extraña.
- Muchas gracias, esta música es de “ El café del mar” aunque la cantante es canadiense. ¿Tenían reserva?
- Si, - esta vez fue el moreno quién habló – Señor y señora Compton.
Felicity trasteó en el ordenador.
- ¡Vosotros sois los recién casados! – Dijo.
- Si – la rubia volvió a sonreír y le enseñó el anillo – Bill y Sookie. Nos casamos hace un mes
- Felicity, y ¡Felicidades! La suite estará preparada en breves instantes. Pueden pasar al bar a por una copa de champagne; invita la casa.
- Muchas gracias.
Antes de irse, Bill miró a la pelirroja y esta sintió un escalofrío de inquietud.
Discoteca Pacha, Ibiza.
Amanis miró a la mole que tenía delante.
- Bonita fiesta… - dijo él con una voz ronca y profunda.
- Gracias… - Amanis sabía que no tenía que mirarlo a los ojos, así que desvió la mirada a su hombro izquierdo.
- Permítame que me presente: Shardin Sandino. Magnate italiano. Y encantado de conocerte.
Ella observó como miraba su cuello, sin disimular. Se quedó pálida.
- Debo de… irme – Dijo ella. Shardin se acercó más.
- ¿Por qué tan deprisa? Me gustaría mucho pasar más tiempo contigo. – El corazón de Amanis se desbocó.
- Tal vez en otra ocasión… - Dijo sin voz. Estaba aterrada.
- Podríamos hacer un trato. Tu me das algo que yo quiero y yo a cambio te doy algo que tu seguro que quieres – apretó la entrepierna a ella. Y pese a que Amanis hubiera dado lo que fuera por un hombre como ese. Estaba aterrada y no le inspiraba confianza.
- No…
- ¡Eh, usted! – Vardetini entró en la habitación. – apártese de ella. ¿No ve que no quiere?
Shardin, enfadado por la intervención. Soltó a su presa lo justo para que ella se escabullera. Se acercó al Dj y lo agarró por el cuello.
- ¡Tú! ¿Quién te crees que eres? – El chico se retorció.
- Ella, no quería. – dijo con voz ahogada.
- ¿Y tu quieres morir? – Shardin rió, sacando los colmillos.
Cuando estaba a punto de hincarlos en la carótida de su presa. Una voz lo detuvo.
- ¡Alto! – Fastidiado por la nueva intromisión. Miró al que había hablado. Era vampiro, sin duda, Corpulento. Con el pelo oscuro y los ojos claros. Frío. Vestía de negro y su autoridad era patente.
- ¿Quién coño eres? – gruñó Shardin.
- Soy el Sheriff de esta área. Y no toleraré que mates a nadie.
El italiano, soltó a su segunda presa de la noche. Con fastidio. Sabía que no debía enfrentarse al Sherif. No era bueno para sus negocios en la isla. Así que levantó las manos y dijo.
- Lo siento. No volverá a pasar – Aunque en el interior de su cabeza, Shardin tenía otros planes…
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Pero que chulo soy, como me gusto :)
ResponderEliminar¿Te recorrió un escalofrío de inquietud porque te miró Bill??? Pero si es un pedazo de paz, incapaz de morder a nadie nada más que a su Sookie :)
ResponderEliminarAh! y eso de "bastante mayor que ella"... ¡Cómo te pasas!!!!!
No recordaba esta parte de Shardin, quizás de él si que tenías que preocuparte :)
jajajaja Ya pero la primera sensación es la que da :P
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