Nos vemos en Ibiza

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todos tenemos un pasado

martes, 16 de febrero de 2010

5. Americanos en Ibiza

6.


Discoteca Pacha, Ibiza: 11:59 P.M

Quedaba un minuto para que la discoteca abriera sus puertas. Por lo que le habían dicho a Amanis, a través del comunicador, que había muchísimas personas; vampiros y humanos. Ella se paseaba por la sala VIP. Tenía que atender a los que allí se congregaran y observar la pista central desde las alturas. Se asomó al balcón interior y miró la pista vacía. Segundos después, vio como las primeras cabezas entraban en la pista. Se desplazó sigilosamente hacia la estancia contigua.

Aeropuerto de Ibiza, Sala de equipajes.

- Sabía que tenía que haber una segunda parte en este regalo – susurró Bill Compton a Sookie.

Eric lo había escuchado, miró a través de la cinta e hizo una mueca que bien podía parecer una sonrisa.

- Bill, Eric lo hizo con toda la buena intención. Hace un mes, no sabía que tendría que venir a la isla por temas de trabajo. – le contestó Sookie. – Además es nuestra luna de miel, tampoco tendremos que verlo si no queremos.

Bill optó por callarse, aunque sabía que nada había sido casual. No con el vikingo.

Las maletas empezaron a salir. Y curiosamente las primeras que salieron fueron las de Eric y sus acompañantes: Clover y Jacob. El chico las recogió sin esfuerzo y las depositó a los pies de su jefe.

Eric asió su mochila, se la pasó por el hombro y antes de dirigirse a la salida, se acercó al matrimonio.

- Nos vemos en el hotel… - susurró con esa sonrisa que hacía que a Bill le salieran los colmillos. Apretó los labios.
- Hasta luego, Eric – fue Sookie quién contestó – espero que no tarden mucho en salir las nuestras.

Por supuesto, su marido sabía que iban a salir las últimas…

Aeropuerto de Ibiza, sala de llegadas.

Leonita estaba enfadada. ¡MUY ENFADADA! El conductor que tenía que ir a buscar a los clientes al aeropuerto, se había puesto malo esa misma noche. Y le tocaba a ella ir a recogerlos. Era lo malo de ser jefa, que cuando no había nadie, le tocaba pringar a ella.

Tenía que recoger a 3 personas y llevarlas al Sunshine. Y al día siguiente, a eso de las 9, tenía que ir a buscar a un griego y llevarlo al puerto dónde había alquilado uno de los barcos de Leonita.

Las puertas se abrieron y aparecieron tres figuras, vestidas de cuero negro. Dos hombres y una mujer. Leonita enseguida supo que ellos eran sus clientes.

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